Domingo, 16 de octubre de 2005 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › EL CONTRABAJISTA HORACIO FUMERO EN PARQUE ESPAÑA
El santafesino ha construido una rica y extensa carrera como
jazzman en toda Europa. Tocó con los grandes del género y esta
noche presenta en Rosario su último trabajo discográfico, Isoca
Por Edgardo Pérez Castillo
En el momento en que Horacio Fumero se confiesa como un amante del rol de acompañante, el prestigioso contrabajista santafesino conjuga dos situaciones innegables. Por un lado, ofrece una muestra del bajo perfil que oculta su condición de elogiado jazzman en la escena europea, de histórico partenaire de Tete Montoliu e innumerables etcéteras. En paralelo, el artista no hace más que realzar un papel socialmente colocado en un segundo plano, detrás del brillo de estrellas solistas. Sin embargo, fue a partir de esa condición de segunda línea desde donde Fumero construyó una carrera notable, que en Isoca, su último disco, remarca también sus dotes de compositor. Esta noche, en el Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río) el contrabajista traducirá en música todas estas deducciones literarias, cuando a las 21.30 suba al escenario rodeado del público que se preste a la modalidad del Fila 0, y se deje llevar por (y conduzca a la vez a) Francico Lo Vuolo, el sorprendente pianista de la capital provincial.
En esencia, la reunión de la dupla apuntará a recuperar (y no repetir, como consecuencia del carácter siempre impredecible que plantea el halo jazzístico que regirá el concierto) los duetos que ya compartieran en el citado Isoca y en Kuchiku, la placa en la que Lo Vuolo (también publicada por el sello Emi Sjazz) suma a Fumero como invitado. Aunque el concierto --cuyo comienzo ha sido anunciado a las 21.30-- no se consumirá en esas sociedades registradas, tal como lo adelantó el contrabajista en su diálogo con Rosario/12: "Haremos también algunos de los otros temas que están en mi disco, y seguramente algunos standards".
- En Isoca aparecen otros géneros, quizás más ligados al folklore, mientras que a lo largo de todo el disco de Lo Vuolo hay una impronta más jazzera. ¿El elemento folklórico va a tener lugar en la presentación en el Parque España?
- Sí, yo tengo todo mi interés. Porque inclusive hay ahí una zamba, "La compañera", que siempre he tocado solo, y en el disco la grabé con Luis Salinas. Pero es algo que yo incluyo en mis conciertos, no sólo acá en Argentina, sino en cualquier parte del mundo. Es algo con lo que me identifico plenamente.
- En Isoca queda claro, tanto en lo musical como en las palabras que incluyó en el booklet, que prefiere el rol de acompañante. ¿Ese papel se mantiene en este dúo con Lo Vuolo?
- Bueno, en la situación de dúo la función de acompañante queda un poco... no digo diluida, sino que en la situación de dúo se da más como una cuestión polifónica, son como dos voces que se van intercalando, nos vamos acompañando. La función de acompañante, de todas maneras, es algo que me gusta, que es mi oficio y donde mejor me siento, tanto sea en dúos, tríos como en big band.
- Probablemente en términos populares esté mal comprendido lo que significa ser acompañante, asociándolo siempre a un segundo plano, aunque no necesariamente debe ser así, ya que queda claro que se puede brillar sin estar al frente...
- Exacto, son como funciones diferentes. Evidentemente lo que es verdad es que desde la función del contrabajo, del bajo, tenemos un poder que el solista no tiene nunca. Estamos sentando todo el tiempo las bases de lo que se está haciendo, o sea que vamos conduciendo la música, que se conduce mucho desde el contrabajo. Lo que pasa es que también es un instrumento que brilla menos y que, además, debe brillar menos, porque estamos en el territorio de los graves, y donde un solista usa ocho o diez notas, nosotros ponemos una. Los graves ocupan un espacio muy ancho en el espectro sonoro, entonces hay que ir con cuidado. Si estás tocando mucho, todo el tiempo, pierde totalmente el sentido.
- ¿Se logra allí también una apreciación del uso del silencio dentro de lo que es un formato solista?
- Sí, fundamentalmente. En la música hay dos elementos básicos: uno es el sonido y el otro el silencio, o sea que si hablamos de silencio estamos hablando de la mitad de los componentes de la música, un componente muy importante.
- Probablemente algunos solistas no lo entiendan del todo bien, o al menos algunos hacen todo lo posible para ocupar el silencio...
- Sí, exacto. Creo que en general eso va ligado muchas veces a una cierta inseguridad, a una necesidad de rellenar todos los agujeros por miedo, justamente, al vacío, a la tremenda tensión que genera el silencio. Ahí están los discos también de los grandes jefes, donde ves la utilización del silencio como generador de energía.
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