Miércoles, 13 de agosto de 2008 | Hoy
Que la violencia siempre existió no es algo que a los humanos nos pueda sorprender, desde los asirios que fueron un pueblo asesino, criminal, malvado se han llevado a cabo matanzas, exterminios, genocidios, desplazamientos de poblaciones enteras para salvaguardar su propia supervivencia.
En la actualidad leo con horror algunas publicaciones de elementos argentinos de marcada tendencia comunista que luego se convirtieron en advenedizos del marxismo como así también de la derecha católica argentina nazifascista que justifican el genocidio en primer lugar llevado a cabo por los españoles en la conquista de América y por los puritanos ingleses en América del norte.
Estos individuos también justifican la matanza de la población nativa de argentina ideada intelectualmente por Sarmiento, un hombre racialmente negro y socialmente pobre, ejecutada por un pobre y miserable oficial del Ejército Argentino, Julio A. Roca en la llamada campaña del desierto, aunque desierto quedó después que pasó Roca y Obligado en el norte de Santa Fe que eliminó a toda la población nativa.
En aras de nada se puede cambiar el nombre a las cosas, utilizar la justificación de genocidio para aprobar procesos históricos con los que algunos sujetos simpatizan, abre las puertas para justificar todos los genocidios que ocurrieron en la historia de la humanidad. En las protesta de las hordas campesinas se advirtieron demasiadas actitudes racistas y xenofóbicas. "La bestia no sería tan feroz si yo no dejara que lo fuera, pero yo no soy la bestia", Ricardo III. Shakespeare.
Ricardo Carreño
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