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Viernes, 16 de diciembre de 2011

CORREO

Correo

Arte de currar

¿Será posible que médicos y Colegios actúen como vampiros de jubilados y no jubilados? Pucha si pueden. Salvo honrosas excepciones, el plus es una vergonzosa y vergonzante ley no escrita. Mi señora debe operarse de cataratas, y el oftalmólogo cirujano de AMTRAM, nuestra mutual, nos planteó la alternativa de una intervención "tradicional" o la que él realiza a un costo de 1.600 pesos, por un implante intraocular que lamentablemente, dijo, no es cubierto por el IAPOS. Nos sonó raro y fuimos para allá. Era verso: hay una sola operación y el implante está cubierto.

Volvimos al médico, el hombre se incomodó, y su discurso ya pasó de lo

vergonzante a lo desvergonzado. "Yo cobro los mil seiscientos porque Iapos paga dos con cincuenta". Vuelta a IAPOS. ¿Dos con cincuenta? No, exactamente 2.641 pesos (y por cada ojo por cierto, que se operan por separado). Eso sí, el Dr. Dosconcincuenta nos hacía precio. Algunos colegas, nos enteramos después, llegan a los 3.000 pesos. Desde luego, asentamos la denuncia, tras un excelente asesoramiento de la obra social, indicando que, además del maltrato y el intento de exacción, el médico justificó el cobro en su pericia profesional, que ejercitaba, dijo, en un alto cargo del Hospital Provincial de Rosario.

La pregunta es elemental: ¿cuánto necesita ganar esta gente? Arancel y plus suman entre 4.200 y 5.600 pesos por operación (y por ojo), cifra que, libre de polvo y paja --gasto de clínica, etc.--, no debe bajar de de 3.000 o 4.000 pesos. Digamos, a diez intervenciones mensuales, ¿cuánto perciben por esta vía solamente? ¿La solidaridad, la sensibilidad social, son cuentos chinos?

Bueno, no es ilegal pensarlo aunque sea repugnante. Pero... ¡Que no atiendan en mutuales, caramba! Que se limiten a sus consultorios. Claro, el mutualizado, si pertenece a una obra social es rechazado en el hospital público, salvo cuando es afiliado al IAPOS aunque aun así tampoco es aceptado en el Centro municipal de Salud del CEMAR. Es decir, nos resta el Centenario, donde efectivamente vamos a probar, y el Provincial que no nos merece confianza con Dosconcincuenta ahí agazapado en la especialidad). En otras palabras, el mutualizado con obra social queda entre la espada y la pared.

Un párrafo aparte merece la deslealtad de este hombre con la esfera pública a la que dice servir. Ya es hora de acabar con la semiprivatización de la salud pública que representa el plus. Atestemos con presentaciones los cajones de las obras sociales y de las propias mutuales usadas como mostrador. Y basta del reino del revés.

Héctor López

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