Domingo, 14 de enero de 2007 | Hoy
CIUDAD
Por Por Alfredo Vivono*
Los casos de López y Gerez nos convocan a un verdadero ejercicio de ciudadanía. Es nuestro derecho pero también nuestra obligación testimoniar en las causas por crímenes de lesa humanidad en nuestro país. Este compromiso lo asumí como militante y hoy lo asumo con mayor responsabilidad por el lugar que me toca ocupar como subsecretario de derechos humanos.
Desde los últimos años de la dictadura militar (desde que salí de la cárcel) y hasta la actualidad trabajé, primero para que se concretaran los juicios y luego para que se derogaran las leyes de "obediencia debida y punto final" con la convicción de que la verdad y la justicia son la única posibilidad de construcción de un país en serio.
Por supuesto que los casos de Gerez y de López nos pueden generar cierto temor, porque quien no tenga temor es un inconsciente, pero ocurre que fue a partir de sembrar el terror en la sociedad en su conjunto que pudieron imponer en nuestro país un modelo de exclusión y de hambre. Si no asumimos nuestra responsabilidad en este tema mucho menos vamos a poder modificar el estado de injusticia que todavía existe.
El presidente Néstor Kirchner ha dado muestras acabadas -en materia de derechos humanos-, de su voluntad política de llevar adelante los juicios y todo el pueblo argentino debe acompañar esta iniciativa, única en Latinoamérica, así seamos o no partidarios del presidente. Lo que ocurrió con Julio López y con Luis Gerez no fueron sólo atentados contra los testigos sino contra la democracia.
Con respecto a la protección a los testigos entiendo perfectamente la decisión de la mayoría de no aceptar la custodia policial por diferentes motivos. Uno de ellos y el más importante es la falta de confianza, otro mucho menos importante puede ser la pérdida de intimidad. Este no es un problema sólo de los testigos de la dictadura sino de la sociedad en su conjunto. Las fuerzas de seguridad aún hoy, después de 23 años de democracia, no lograron modificar su imagen. Pero a pesar de esto es necesario encontrar una forma de proteger a los testigos y se pueden considerar varias aristas:
1º) Los testigos deben (me incluyo) consensuar con los gobiernos alguna forma de protección, que puede ser a través de la custodia (hay algunos casos en Santa Fe y Buenos Aires) o por rastreo satelital ( se está avanzando desde el gobierno nacional y provincial en este tema) o cualquier otro que surja del consenso.
2ª) Es fundamental el aceleramiento de las causas, para que los criminales estén en "cárceles comunes" como deberían estar desde hace mucho tiempo. Esto es lo que la sociedad espera de los jueces de la democracia.
3º) Me parece que debería encontrarse alguna manera de reducir el grado de "exposición" de los testigos llamándolos a declarar una sola vez por todo lo que vio en el centro de detención en el que haya estado y no por cada uno de los miembros del grupo de tareas de ese centro.
En este tema debemos dejar de lado las opiniones partidarias y las mezquindades personales porque está en juego el estado de derecho y el futuro de los argentinos.
* Sobreviviente de un centro de detención clandestino, ex preso político y actual subsecretario de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe.
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