soy

Viernes, 3 de septiembre de 2010

PD

Policías del género

cartas a [email protected]

Las noticias dicen algo del reconocimiento y la dignidad trans. Se habla en nuestro nombre, se informa, se nos da forma y deforma. Somos un paper, una estadística alarmante, una promesa de ascenso, una banca en el Senado, una bandera. Somos el estandarte de tu altruismo y el slogan de tu fiesta. Un animal mitológico, un bloque de arcilla o una página en blanco y un amasijo de caracteres que se estira o se comprime a voluntad del narrador. En tiempos donde la palabra no es un derecho sino un privilegio (que reconoce y distingue categorías, clases y géneros) el discurso es la herramienta de agrupaciones, partidos y empresas de las que las personas trans somos rehenes políticos. El poder disciplina y produce sujetos.

Mi nombre es Blas, soy un hombre trans, contraactivista independiente. Tuve oportunidad de escribir en este suplemento y de que se escriba sobre mí también. Es el caso de la nota del viernes 20 de agosto titulada “Entre a mi pago sin golpear”. En ella el suplemento Soy resuelve que mi masculinidad trans no es suficiente para llamarme con pronombres masculinos. No es casual que la nota la firme Lux, que es nadie, todxs y cualquiera a la vez. Ese lugar privilegiado del otrx que no deja de desempeñar su cargo de autoridad policíaca del género, supervisando y aplicando el castigo social que corresponde a quienes no encarnamos masculinidades y feminidades hegemónicas. El uso de la letra “o” y el pronombre “él” están restringidos a quienes puedan acreditar esa masculinidad biológica original respaldada por la ciencia positiva. Los “chongos del poli” referidos por Lux no son chongxs, y el remisero no es remisere, pero yo, en tanto tipo trans, soy una caricatura de hombre que no es lindo sino lind* y Lux entiende que es necesario corregirse cuando habla de mí como “él”, porque yo debo ser “simplemente” Blas.

Estoy cansado del imperio de otras voces, que se autoproclaman aliadas y por nuestro bien desautorizan nuestras experiencias, silencian nuestros relatos y se apropian de nuestros cuerpos. Somos pueblos bárbaros que habitan las márgenes de la civilización trans de lxs lectorxs de Beatriz Preciado, esxs mismxs que no dejan de aferrarse al binario genérico, sus expresiones hegemónicas y sus mecanismos de control.

Entre estas páginas, como en el resto del mundo, las personas trans podemos exponer nuestras vidas, posar para la cámara, exhibir nuestra vida privada, ser el objeto de las reflexiones de otrxs a quienes se les permite hacer uso de su pensamiento critico, sea lo que sea que digan. Pareciera que somos incapaces de pensar por nosotrxs mismxs. ¡Cuidado! (Y sobre todo teniendo en cuenta el avance de los proyectos de ley de identidad de género), que se nos llame por nuestros nombres no hace que se nos reconozca como sujetxs políticxs, ni que se nos respete, ni que se termine el sometimiento.

Blas

Compartir: 

Twitter

 
SOY
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.