Viernes, 10 de junio de 2016 | Hoy
Funerales, la banda que se presenta como “hardcore puto antifascista”, cuenta por qué la potencia revulsiva y anticlerical del punk argentino goza de buena salud.
Por Alejandro Dramis
Cuenta la leyenda que un día Pablo soñó que tenía una banda llamada Funerales, y que lo primero que hizo al despertar fue concretar ese deseo onírico. En 2013, tomó el micrófono y se unió a la batería de Charly, el bajo de Lale y la guitarra del Negro para formar una banda salvaje y cruda que viene rugiendo fuerte arriba y abajo de los escenarios. Editaron su primer disco en 2015 bajo el título de Desgeneradxs, dejando claro que desde el bautismo el grupo venía deconstruir binarismos y a ampliar los horizontes de la escena hardcore-punk, nunca exentas de mecanismos de segregación y violencia. Además del disco, un EP, varios maxis y demos, realizaron videoclips de canciones como Juventud Cristiana, que narra la historia de amor a puro beso y lengua entre un devoto cura y el mismísimo Jesucristo recién bajado de la cruz. ¿Qué pasa con las pibax? es un grito de alerta y denuncia sobre la violencia de género en nuestro país. Se viene un segundo disco, una gira por el norte del país y la séptima edición de “Revolución Queer”, el festival autogestionado que ellos mismos organizan.
Charly: fue la gente la que nos catalogó así. Nosotros tenemos una identidad sexual abierta y demás, pero medio que recuperamos esas categorías por una cuestión de reivindicación y de protesta. El rock es re machista y el movimiento de la diversidad tiene sus parámetros y sus formas de reproducir estereotipos. Lo que queremos es no definirnos. No hacemos música para putos, hacemos música para todos.
Pablo: lo tomamos como bandera porque nuestras letras hablan de eso, pero el punk siempre fue queer, desde el principio. Es una apertura, vamos para todos lados.
C: Abriendo.
Lale: No decimos “hacé esto o lo otro”.
Negro: me parece peligroso creer que vas a poder ser cien por ciento coherente. Está esta cuestión sobre quién tiene que llevar la bandera en el movimiento queer... y no la tiene que llevar nadie esa bandera.
P: Las letras son muy diversas, pero en general apuntan a degenerar la cuestión varón/mujer. También son ironías sobre nuestra cultura: el disco arranca con un discurso de “La naranja” en contra del aborto y del matrimonio igualitario, y la primera canción del disco, “Pasaje al infierno”, dice que si sos puto o sos torta, te estás mandando al infierno. Tenemos temas sobre los femicidios, y también sobre las series que nos gustan, como Twin Peaks.
N: La cuestión de des-generar no tiene que ver solamente con el rótulo queer. Lo pienso en la música también: no es un disco de hardcore tradicional, porque no nos hubiera gustado hacerlo así. Des-generar tiene que ser eso, porque de lo contrario se vuelve algo estanco y pasa lo que está pasando, que se forman grupos cerrados que son “re abiertos” hasta ese circulito.
C: el video se empezó a compartir, lo vio mucha gente y llegó a un grupo de católicos de España que nos mandaron mensajes de odio por Facebook. Hay algo muy claro, y por eso el video está en YouTube: no tiene un mensaje ni de violencia ni nada similar.
N: hubo uno que tenía una funeraria y pensó que el video tenía que ver con su rubro y lo compartió sin haberlo visto, hasta que después vio el video completo (risas).
P: con los otros videos también tuvimos críticas, tanto desde el movimiento hardcore como de alguna gente del ámbito queer, pero no nos importa nada.
P: desde el Belladona, el fanzine Homoxidal 500, She Devils y Fun People que no había nada así. Con las Kumbia Queers hablamos de lo mismo, de que de a poco creemos que se va armando algo.
C: en el “Revolución Queer” incorporamos talleres, cortos, junto a las bandas que tocan. Es autogestión al 100%.
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