Viernes, 5 de diciembre de 2008 | Hoy
SON
“Haga lo que haga, soy Peter Pank, mi identidad soy yo, y yo puedo hacer un montón de cosas”, dice y es –su acto más político– el actor, director, poeta y músico Peter Pank quien, en Electro Pank, su primer disco, consigue hacer un mix de sus muchas caras y también de la historia del Buenos Aires under.
Por Ariel Alvarez
Peter Pank hace más de 20 años que no usa su nombre. Nació en Campana (sí, todo hace referencia a su casi homónimo literario), donde tenía un grupo de teatro con chicos más grandes que él. Los últimos años del secundario, su espíritu inquieto lo hacía escapar de su ciudad y visitarlos en Buenos Aires. Otra música, otros ambientes habitados por desprejuicios, tragos, locura y por sobre todo otra gente. "Entre todo ese mundo de gente alucinante y completamente loca que conocí en ese momento estaba Batato Barea. Fue un flash cuando lo vi trabajar por primera vez. Todavía era el Batato sin tetas, era el clown."
Con menos de 20, inscripto en la escuela de cine de Avellaneda, PP decide para su tesis hacer un documental sobre Batato. "Habíamos vivido secuencias de redadas de la policía en el Parakultural, que se llevaban a todo el mundo, y Batato me encerraba en el camarín con ellos y me hacía pasar por asistente para que la cana no me lleve", recuerda Pank. En la escuela rechazaron el corto porque no les parecía propio el tema que trataba, ni cómo lo trataba. Una amiga le dijo: "Vos vas a tener muchos problemas acá porque venís con los ojos pintados". Mientras editaba el material de lo que se transformaría en el documental Batato/14 pavos reales, Barea, el clown con tetas, murió. "Me di cuenta de que me había quedado con una herencia, que Batato me había contado cosas que no le había contado a nadie", dice Peter a punto de realizar otro documental con las entrevistas que quedaron afuera.
Entre toda la gente que Peter conoció en esa época estaba Mosquito Sancineto. Con él inicia su extensa carrera en el teatro off. Trabajaba en la noche, en la Fiestas Mayas, en El Dorado, en Ave Porco. "Trabajé en todos los antros habidos y por haber. Era la explosión de las drags." A principios de 2000 la escena se acaba. Era el fin de un movimiento, de una época. No es aleatorio que Ave Porco haya cerrado en diciembre de 1999. Había que reciclarse o perecer y la música fue el espacio donde Peter Pank resumió todo: el teatro, el transformismo, la rebelión, lo nuevo. Todo en un solo Peter que, en una especie de travestismo social, reunía a muchas y muchos en una sola persona.
El primer proyecto musical de Peter fue Comando Travesti, una "bandita" de garage de fines de los '80 en la que estaba junto a Alan (cantante de Cleopatra Paradise, banda pionera del electro queer en nuestro país). Allí empezaba a jugar con la confusión sexual y la androginia haciendo covers de música disco gay, desde Village People a Alaska (la diva de Fangoria y de los Pegamoides), quien años más tarde sería su amiga inseparable en las noches de Morocco. Comando Travesti estaba más cerca del punk rock, del hardcore y del bardo: "No me querés besar porque no te gustan mis labios pintados", decía uno de sus temas. Pero Peter añoraba los '80, quedaban la parafernalia de Boy George y Sigue Sigue Sputnik, sus ojitos se entristecían frente a esos '90 de chicos deprimidos y sin producción. Ocurrió un día que caminando por la calle se cruza con Marcelo PocaVida (mito viviente del punk argentino) que le cuenta de "un chabón que tiene una banda y es como una especie de travesti". Era Marilyn Manson. Y la parafernalia volvía. Alguien se acordaba de Bowie. Los vuelos de Peter por aquel entonces crearon Kabaret Electro Pank, un espectáculo en donde los poemas de Vera Valdor (actriz y paradigma del under porteño) adquirían forma de canción electrónica. El año 2000 llega con Amanda 8 como productor y un grupo de baile a su alrededor: Los Niños Perdidos, un nombre lógico y natural.
En 2006, la formación actual se completa: Capitán Fok (compositor, tecladista y productor), DJ Novella (productor) y Rocco y Santino como los sensuales niños perdidos que bailan. Con una estética vinílico-sadomasoquista pintada de glam, Peter Pank presenta siempre shows distintos, eróticos, salvajes, con una cuidada puesta en escena que juega con los fetiches del imaginario queer: "Fok es el chongo musculoso; DJ Novella, el hétero accesible; yo, la drag queen; Rocco es el latino y los otros niños perdidos van desde la mariquita mucha pluma hasta el adolescente", aclara.
Con Electro Pank, su disco recién editado de manera independiente, Peter nos muestra toda la mezcla que representa su carrera con estridentes ritmos electropop y dark techno. En Electro Pank nada es muy solemne, pero sin embargo es muy serio: "Lo ideal es ser; si vos sos no necesitás hacer política, porque ya es un hecho político solamente ser. Yo no necesito hablar de la discriminación ni de lo que sea porque estoy siendo, estoy mostrando un camino posible. Es mucho más fácil tener las cosas etiquetadas, guardadas en frasquitos. Desde el mismo ambiente, estos estereotipos y fetiches que nosotros manejamos corresponden a la necesidad de meter a la gente dentro de un frasquito que diga pasivo, activo, versátil, participativo, loca o tapado. Mi etiqueta es Peter Pank y dentro de esa etiqueta hay de todo". o
Peter Pank y los chicos perdidos presentan este sábado su 1° E.P. Electro Pank en Niceto Club, Niceto Vega 5510.
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