"No al bozal informativo", decía una de las pancartas de la protesta, en la que según los organizadores participaron alrededor de 150.000 personas.

Los manifestantes acusan al gobierno de Berlusconi de querer censurar los informes críticos sobre su polémica vida privada. Poco antes, el propio Berlusconi había señalado que la manifestación no era más que "una absoluta farsa" y que los medios de Italia eran libres.

El detonante de las protestas fueron las demandas de indemnización presentadas por Berlusconi contra los periódicos de izquierda "La Repubblica" y "L'Unità" por los críticos informes sobre sus presuntos affaires sexuales.

El primer ministro exigió a ambos periódicos millonarias indemnizaciones, medida que sus detractores interpretan como un intento de censura.

Las protestas fueron respaldadas por numerosas personalidades del mundo de la Cultura. Entre otros, los premios Nobel de Literatura, Günther Grass, Doris Lessing y Elfriede Jelinek se pronunciaron en defensa de las publicaciones y a favor de la libertad de expresión.

En otras capitales europeas, como París y Londres, también se convocaron manifestaciones menores en contra de la gran influencia del zar mediático en la prensa y televisión italianas.