Sábado, 27 de agosto de 2011 | Hoy
22:58 › LIBIA
Mientras la OTAN intensificó su fuego en el este de la capital y los rebeldes tratan de hallar al líder libio para consumar su victoria, la situación humanitaria empeora: los alimentos y el combustible escasean y aumentaron de precio; el agua fue cortada y en los hospitales faltan medicamentos. En muchos barrios acomodados continúan los saqueos y la embajada italiana fue incendiada por seguidores de Khadafi. El Consejo rebelde pidió ayuda a la Liga Árabe en un acto en que se reemplazó la vieja bandera por la de ellos.
A una semana de que los rebeldes tomaran Trípoli, el Consejo Nacional de Transición no controla la situación de esa ciudad y su titular, Mustafa Abdul Yalil, descartó categóricamente en Bengazi aceptar ayuda de fuerzas de seguridad occidentales.
Mahmud Yibril, visto como el ministro de Exteriores del Consejo, pidió a la Liga Árabe, integrada por 22 países, que presione para que se descongelen los activos libios en el exterior. "Necesitamos su apoyo para que se levanten las sanciones del Consejo de Seguridad", solicitó en un encuentro de emergencia de los ministros de Exteriores árabes.
En tanto, la búsqueda de Khadafi no parece progresar. Yalil admitió que actualmente no existe información sobre su paradero. El gobierno argelino, por su parte, rechazó tajantemente informaciones sobre un convoy de coches de lujo blindados que habría llegado desde Libia con el líder del régimen. "Argelia es desde hace meses objeto de una avalancha de informaciones falsas", dijo el portavoz del Ministerio del Exterior, Amar Belani, en Argelia.
En las calles, los combates entre rebeldes y leales a Khadafi continúan, a pesar de que éstos perdieron el control en la mayoría de los barrios de la ciudad. El comandante rebelde, Abdelhakim Belhash, dijo que el 95 por ciento de la ciudad está en sus manos.
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