Martes, 1 de mayo de 2012 | Hoy
14:58 › A LA DERECHA
Con las renovadas sospechas sobre los fondos aportados por el difunto líder libio Muammar Khadafi a su anterior campaña y a una semana de disputar la segunda vuelta electoral en busca de su reelección, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, profundizó su estrategia en busca de votos de la ultraderecha al asegurar que Francia tiene "demasiados trabajadores extranjeros" y al solicitarle a los trabajadores que "dejen las banderas rojas y sirvan a Francia".
"Nuestro modelo de integración no funciona. ¿Por qué? Porque antes de que se integren los que se encuentran en nuestro territorio, llegan extranjeros", sostuvo Sarkozy en una entrevista concedida al canal francés de noticias BFM, a la espera de la segunda vuelta ante el socialista François Hollande.
Para ganar depende de los votos de los que en primera vuelta votaron a la líder ultraderechista Marine Le Pen, que consiguió casi el 17 por ciento de los respaldos. Sin embargo, la líder del partido ultranacionalista francés dijo hoy, en el acto que anualmente convoca su partido el 1 de mayo en honor de la santa católica Juana de Arco, que "el domingo votaré en blanco".
En el acto por el Día del Trabajador encabezado por Sarkozy, el mandatario se mostró combativo con los sindicatos al señalarles que "su papel no es la defensa de una ideología, sino de los trabajadores" y defendió la política de ahorro de su gobierno al sostener que evitó una situación "como la de España o Grecia".
La última semana de campaña vino cargada de ascendente temperatura, acusaciones cruzadas y un tono discursivo virulento, mientras el país espera con ansias el único debate televisivo entre ambos candidatos, que se realizará mañana miércoles, en un ambiente en el que la distancia entre ambos se acorta, según los sondeos.
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