Miércoles, 2 de octubre de 2013 | Hoy
17:16 › ESTADOS UNIDOS
Una larga reunión en la Casa Blanca entre el presidente Barack Obama y los líderes republicanos y demócratas del Congreso concluyó sin avances claros para poner fin a la paralización de la Administración que el país vive desde ayer. Obama dijo estar "exasperado" y advirtió que el partido opositor está dispuesto a permitir que Estados Unidos entre en cesación de pagos.
Tras casi 90 minutos de reunión, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, dijo que los demócratas "no están dispuestos a negociar", mientras que el líder del bloque demócrata en el Senado, Harry Reid, acusó a Boehner de trabar la ley de presupuesto. La parálisis obligó a cerrar museos, monumentos e hizo que 800.000 empleados estatales tuvieran que quedarse en sus casas sin percibir salarios.
Antes del encuentro en la Casa Blanca, Obama dijo que la crisis parlamentaria que llevó al primer cierre de gobierno en 17 años proviene de un conflicto "innecesario" provocado por una minoría, pero que es lo suficientemente grave como para que Wall Street se "preocupe". "Durante mi presidencia, me desviví para trabajar con el Partido Republicano y bajé el tono a propósito de mi retórica", dijo en una entrevista con la cadena CNBC.
"Creo que soy conocido por ser un tipo calmo, a veces la gente piensa que soy demasiado calmo. Pero, ¿estoy exasperado? Sí estoy exasperado porque esto es totalmente innecesario", aseguró el mandatario. "Estoy exasperado con la idea de que, a no ser que yo diga a 20 millones de personas que no pueden tener cobertura sanitaria, esta gente no reabrirá el gobierno", explicó Obama.
El presidente recordó también que en menos de dos semanas se avecina otra potencial crisis en caso de que el Congreso no apruebe la necesaria elevación del techo de la deuda para evitar que Estados Unidos caiga en "default". El Congreso debe dejar de gobernar "de crisis en crisis", reclamó Obama, usando una frase que repitió en los pasados días.
Además, acusó a Boehner de servir a los intereses de una facción minoritaria pero poderosa de su partido, el ultraconservador Tea Party, que está dispuesto a incluso "quemar" las instituciones con tal de salirse con la suya y derogar su ley sanitaria, trasfondo del peligroso pulso político en el Capitolio.
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