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El presidente Evo Morales encabezó una multitudinaria marcha obrera que recorrió por las principales calles y avenidas hasta llegar a la Plaza Murillo, donde está la casa de gobierno y la sede del Congreso boliviano. El ingreso a la plaza principal de La Paz para celebrar el Día Internacional del Trabajador se produjo 43 años después de que el general Juan José Torres abriese ese espacio a los trabajadores bolivianos durante su corto gobierno (1970-1971).

Torres, un militar progresista que murió asesinado en 1976 en su exilio de Buenos Aires, logró una alianza política con la Central Obrera Boliviana, lo que permitió el funcionamiento de la Asamblea Popular, que tras dos meses se disolvió por un golpe militar del dictador Hugo Banzer en agosto de 1971.

La celebración obrera fue respaldada hoy en La Paz por miles de campesinos y organizaciones leales a Evo Morales que desfilaron en la Plaza Murillo ante la mirada del mandatario, sindicalistas, el vicepresidente Álvaro García Linera, ministros y diplomáticos.

El embajador argentino, Ariel Basteiro, se adhirió al festejo y entonó a viva voz el himno de la Internacional Comunista. También levantó su brazo izquierdo con el puño cerrado, tal como lo hace Evo Morales. "El pueblo boliviano es esencialmente anticolonialista y antiimperialista. Esta es una expresión de la unidad de nuestro pueblo", dijo Morales.

El mandatario promulgó -como cada 1 de Mayo- el decreto supremo de aumento salarial, un 10 por ciento para el sector estatal y privado (3 por ciento más que en 2013), mientras que fijó el sueldo mínimo nacional en 1440 bolivianos (207 dólares). Morales recordó que en su primer año de gobierno (en 2006) alcanzaba a 460 bolivianos (65 dólares).