Lunes, 23 de junio de 2014 | Hoy
16:22 › LA GUERRA SIN FIN
Durante una reunión con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, destacó que la amenaza jihadista, que tiene como objetivo la conquista de Bagdad, supone un peligro para "la paz regional y mundial". Por su parte, el norteamericano se comprometió a respaldar "la lucha contra el terrorismo" e iniciará una ofensiva diplomática.
El comunicado oficial difundido por el gobierno irakí precisa que Kerry expresó el compromiso de su país con el acuerdo de seguridad suscrito entre Bagdad y Washington en 2011, pero no hace alusión a la petición de las autoridades iraquíes para que Estados Unidos lance bombardeos aéreos contra los insurgentes sunnitas.
Frente a la ofensiva encabezada por el yihadista Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), Washington, hasta el momento, se limitó a desplegar a 300 asesores militares insistiendo en que esto no supone reiniciar sus operaciones de combate en Irak y que la solución al problema no pasa por una vía exclusivamente militar.
Según informó la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, Kerry viajó a Irak para convencer a la cúpula política del país, dominada por los chiitas, de que forme un nuevo Ejecutivo que represente los intereses de todos los iraquíes.
Al Maliki es criticado desde hace tiempo por discriminar a los sunnitas en Irak y se vio muy presionado en su país y en la comunidad internacional en las últimas semanas tras los avances de la milicia islamista sunnita del EIIL en el norte y oeste. Pero hasta ahora, Al Maliki se negó a dimitir.
En una rueda de prensa ofrecida ayer en El Cairo, Kerry se refirió a la insatisfacción de los sunnitas, kurdos y también de algunos chiitas con el gobierno de Al Maliki y pidió que se dejen en segundo plano los intereses confesionales para solucionar el conflicto que vive el país.
La milicia de EIIL amplió durante el fin de semana el territorio bajo su control en el norte y oeste del país. Desde la toma de Mosul, hace casi dos semanas, en una operación relámpago, siguió su avance hacia la capital Bagdad. También conquistaron posiciones en la frontera con Siria y Jordania.
Hoy, los yihadistas levantaron sus banderas negras sobre edificios del gobierno de la ciudad de Al Alam, en la provincia de Salahedin, tras tomar el control tras tres días de combates con las fuerzas iraquíes. Mientras tanto, en Hilla murieron 77 personas en enfrentamientos entre miembros de la policía y milicianos que atacaron un convoy que trasportaba a presos desde la prisión de Al Aqrab a la de Al Qassim.
Los combates, a 100 kilómetros al sur de Bagdad, dejaron 68 presos y ocho milicianos muertos, así como un policía fallecido y siete heridos. Una fuente policial dijo que la mayoría de presos eran miembros de Al Qaeda y del EIIL con cargos de terrorismo y condenados a muerte.
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