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El dibujante, que dirigía la redacción del semanario desde 2009 y junto con Charb era uno de los máximos accionistas, cree que tras el ataque perpetrado por los hermanos Said y Chérif Kouachi será necesario "reinventar el periódico", aunque destacó que Charlie Hebdo seguirá en la misma lí­nea. "En lo inmediato, el objetivo es reaparecer. No hay que romper el hilo. Tenemos que ver con el equipo lo que queremos hacer. El próximo número no saldrá el 28 de enero, sino en las próximas semanas. A más largo plazo, es necesaria una refundación. Pero hay que madurarla", comentó Riss, de 48 años.

El 7 de enero pasado, dos hombres armados irrumpieron en la redacción de Charlie Hebdo en la capital francesa y mataron a 12 personas, proclamando que era una venganza por las caricaturas que el semanario había publicado del profeta Mahoma. Una semana después Charlie Hebdo publicó una edición de 7 millones d eejemplares con la portada de Mahoma sujetando un cartel que decía "Yo soy Charlie".

"A pesar de la hecatombe, hay un equipo. Quizá no para hacer inmediatamente un periódico de 16 hojas, pero sí­ de 12... Luego está el problema del dibujo, que es capital para la identidad de Charlie Hebdo. Hemos visto desaparecer a pesos pesados (como Cabu, Wolinski, Tignous o Charb) y no encontraremos a gente tan extraordinaria de un dí­a para otro", comentó Riss, quien agregó que quizá parte del desafío sea "formar a los dibujantes de mañana".

Más adelante, el periodista relató que al escuchar el primer disparo pensó que había explotado un radiador pero cuando se oyeron más ráfagas, todos los participantes de la reunión de edición de aquel día se pusieron de pie: "En ese instante entró un tipo vestido de negro con una ametralladora. Se puso frente a Charb. Vi cómo los demás miraban a izquierda y derecha, quizá para buscar una salida. Yo me tiré al suelo, boca abajo. A partir de ese momento, solo escuché disparos. Nada de gritos o alaridos, solo disparos".

Riss, herido en el hombro, se hizo el muerto, y escuchó a los agresores hablar entre ellos que no debían disparar a las mujeres pero sí asegurarse de que habían matado a Charb, el director del semanario.

A pesar del ataque yihadista que le costó la vida a varios de sus compañeros y amigos, Riss exhortó a no cofundir el islam y el terrorismo. "Se puede ser musulmán en una democracia, no es un problema (...). Los terroristas no tienen nada que ver con la inmensa mayoría de franceses de confesión musulmana", concluyó.