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La votación nominal de las designaciones de Alvarez y Forlón fue en medio de un escándalo porque la oposición reclamaba desde sus bancas que primero debía determinarse si se aceptaba incorporar el tratamiento del tema en el orden del día de la sesión especial.

La presidenta del bloque de diputados del Frente para la Victoria, Juliana Di Tullio, presentó una moción para tomar juramento a los nuevos auditores en la sesión especial previo al tratamiento de un conjunto de proyectos incluidos en el plan de labor. En medio de un gran desorden, el presidente de la Cámara, Julián Domínguez, ordenó realizar la votación que resultó favorable al oficialismo por 128 votos a 53 negativos y 26 abstenciones.

El presidente del bloque radical, Mario Negri, anticipó que "recurrirá a la justicia para anular la designación de estos dos directores porque los mandatos no están vencidos y la inclusión del tema para votar estos nombramientos son irregulares". Sin embargo, Di Tullio sostuvo en base a un dictamen de la comisión Revisora de Cuentas que los mandatos vencieron el 5 de septiembre.

El juramento se realizó en medio del griterío de algunos opositores, quienes disparaban duros conceptos contra los legisladores y nuevos auditores, mientras que luego se cruzaron con sus pares del oficialismo. Forlón y Álvarez, que previamente renunciaron a sus cargos, reemplazarán a los auditores Oscar Lamberto y Vicente Brusca, en tanto que el radicalismo se negó a proponer un reemplazante para Horacio Pernasetti, también con mandato vencido, debido a que impugnó la totalidad del tratamiento del tema.

Posteriormente, la Cámara de Diputados continuó con el temario de sesión sin la presencia de los bloques de la oposición quienes decidieron no participar de la sesión especial por la controversia por la designación de los auditores.

El bloque del FPV aprobó el proyecto que declara de "orden público" los principios básicos para los procesos de reestructuración de la deuda aprobados por las Naciones Unidas. Así un proyecto que ayer había díctamen unánime de la comisión de Relaciones Exteriores terminó aprobándose solo con el voto favorable del oficialismo y sus aliados.