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"Estoy viviendo un mal momento, la razón que me asiste y que ha sido reconocida, chocan con un resultado injusto. El desarrollo del proceso, en el cual se obtuvieron todas las pruebas favorables que demostraron el consumo accidental y sin efecto de dopaje crearon un optimismo que no se concretó en los hechos, con un efecto doblemente negativo sobre mi ánimo actual", señaló Puerta en un comunicado de prensa entregado por su representante legal, Eduardo Moline O'Connor.

Posteriormente, el comunicado señala: "Por ello, pido a todos mis amigos del tenis y del periodismo, que respeten ese estado de ánimo y puedan comprender mi silencio".

Con respecto a los pasos a seguir, Puerta señala en su comunicado, que serán definidos en los primeros días del 2006 y que seguirá en la luchar para modificar esta sanción.

El siguiente es el texto del comunicado de prensa:

"Con la decisión del Tribunal ha quedado a salvo mi buen nombre y honor como deportista, comprobadamente alejado de todo intento de defraudar mediante el uso deliberado de sustancias prohibidas, y en el caso particular, sin ningún mejoramiento concreto sobre mi rendimiento.

En efecto, el Tribunal declaró -en mi caso, originado con el análisis positivo de la muestra tomada luego de la final de Roland Garros- que:

1) la ingestión de etilefrine, contenida en una medicina que toma mi esposa, fue puramente accidental, y sin mi conocimiento;

2) la cantidad ingerida fue mínimamente pequeña (menos de una gota), de modo que no pudo tener el más mínimo efecto en mi performance en Roland Garros;

3) la dosis fue cincuenta veces menor que la cantidad autorizada de efedrina por el código, sustancia que sí mejora la performance;

4) en modo alguno arriesgaría mi carrera deportiva con una conducta como esta;

5) mi performance armonizaba con los resultados obtenidos desde el 1 de enero de 2005.

El Profesor Forrest, una eminencia en el ámbito de la toxicología y farmacología, que actuó como perito en el proceso, determinó que la dosis ingerida fue menos de una gota de etilefrina, sin efecto alguno sobre mi rendimiento deportivo o mi salud.

La ITF, por su lado, luego de escuchar la prueba, admitió que para el Tribunal sería posible considerar que si hubiera otros pasos que el jugador podría haber adoptado para evitar la ingestión de la droga, eso sería más de lo que "podría ser razonablemente exigido al jugador".

No obstante estas conclusiones de la sentencia y las palabras de la ITF, que demuestran categóricamente mi inocencia reconociendo que la ingestión fue completamente accidental, fuera de mi conocimiento, y en una dosis incompatible con cualquier pretensión de doping, me han suspendido por ocho años con pérdida de puntos y premios, invocando el Código WADA cuya rigidez, a juicio del Tribunal, no admite otra solución.

Los resultados injustos a que conduce esta decisión son tan evidentes que el propio Tribunal, luego de confesar la pesadumbre que le causa el caso y la simpatía por mí, frente a la gravísima sanción, me invita a apelar ante la Corte de Arbitraje Deportivo de Lausanne (CAS) para que éste defina como Tribunal de Apelación el dilema que se plantea en casos como el presente, de antecedentes claros respecto de la falta de intencionalidad y efectos de doping.

Estos perfiles únicos exigen una consideración ajustada a la realidad de los hechos comprobados, y no resolverlas sobre la base de rígidas reglas formales, mediante una interpretación que conduce a un resultado incompatible con todos los principios básicos de la justicia y el derecho que deben imperar en este campo:

Menos de una gota, sin efecto deportivo alguno, tomada por accidente, igual a ocho años de suspensión.

Como estoy convencido de mi razón, porque se ha reconocido la inocencia de mi conducta pero igual me han sancionado, estoy preparado para proseguir mi lucha para revocar esta decisión, y obtener una jurisprudencia que proteja al deporte lealmente jugado.

Resolveré mis pasos a seguir, meditadamente, luego de finalizar el año.

Fuente: DYN