El incidente, que resultó una falsa alarma, obligó a la evacuación del hall por el que tenían previsto salir los jugadores, cuyo avión había aterrizado poco antes de las 8.

Personal especializado en explosivos hizo detonar la mochila olvidada en uno de los carritos de transporte de valijas, que en su interior contenía sólo papeles y efectos personales.

El dueño de la misma, se había comunicado telefónicamente con el aeropuerto para avisar que la mochila en cuestión le pertenecía y que se dirigía hacia el aeropuerto desde su domicilio en Caballito. A pesar de ello, la Policía se Seguridad Aeroportuaria consideró que el operativo debía llevarse a cabo igual, ya que no existían pruebas que permitieran garantizar la seguridad.