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“Quedó claro que tenemos que reconstruir la representación estudiantil”, concluyó Natalia Souto, vicepresidenta de la Federación Universitaria de Buenos Aires, tras el primer congreso abierto de la FUBA. Cerca de tres mil de estudiantes de la UBA, además de organismos de derechos humanos, piqueteros, desocupados, asambleas vecinales y otras organizaciones sociales, participaron de los talleres y comisiones de debate desarrollados en las facultades de Ciencias Sociales y de Filosofía y Letras durante el fin de semana.
El congreso terminó en la madrugada del lunes, con una asamblea de 800 alumnos que votó un plan de lucha iniciado ayer mismo: la FUBA se sumó a la protesta convocada por los alumnos de escuelas secundarias en reclamo de un boleto estudiantil. El plan aprobado incluye una marcha a Plaza de Mayo, este viernes, junto con diversas organizaciones sociales, bajo la consigna “que se vayan todos, fuera Duhalde y el FMI”. “También decidimos convocar el 5 de octubre a un encuentro de centros y federaciones universitarias de todo el país, para coordinar un plan de lucha nacional y reactivar el movimiento estudiantil opositor”, dijo Souto (Venceremos).
“Lo más importante del congreso es que logramos abrirnos a la participación de muchos sectores sociales en lucha”, celebraba ayer un militante independiente, agotado por la trasnochada. La cuenta pendiente fue la participación de los estudiantes no militantes. “El congreso fue nuestro primer paso hacia la democratización de la federación. Participaron muchos estudiantes, pero faltaron muchos más. Por eso, lo que se decidió tiene un valor indicativo y tendrá que refrendarse en asambleas en las facultades”, dijo Agustín Vanella (MST), presidente de FUBA. “Igual fue un avance importante. Y sirvió para reavivar la discusión universitaria, que estaba medio dormida”, comentó un alumno trotskista.
Las actividades habían empezado el viernes, con un acto de apertura, y seguido el sábado, con una serie de talleres abiertos al público y las organizaciones sociales. El cierre del congreso comenzó el domingo, en la Facultad de Filosofía y Letras, donde pudieron intervenir todos los estudiantes de la universidad. Pasado el mediodía, empezaron los debates. Los alumnos se dividieron en las comisiones de programa político, de situación nacional y plan de lucha, y de situación universitaria.
A las 17 estaba previsto el comienzo de la asamblea general de cierre, donde se votarían los despachos de las comisiones. Pero su comienzo se atrasó hasta las 21, en medio del folklore habitual de la militancia universitaria: bombos, batucadas y cantitos.
Sobre la cuestión universitaria, el congreso resolvió impulsar en todas las facultades la elección directa (con el criterio “un hombre igual un voto”) de los directores de carrera, los decanos y el rector de la universidad. También se decidió reclamar más becas, un boleto estudiantil, la igualación de los claustros en el cogobierno y la participación de los no docentes. Otra cuestión muy discutida fue la necesidad de transformar la lógica de funcionamiento de los centros de estudiantes: “Tienen que dejar de ser centros de servicios, instituciones burocráticas, para pasar a ser espacios abiertos de representación gremial donde se definan democráticamente las políticas estudiantiles”, reclamó un militante guevarista.