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“Los rankings miden sólo los modelos europeos y norteamericanos, con su tipo de universidades”, advirtió el presidente de la Comisión de Asuntos Internacionales del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), Guillermo Tamarit. Con esa idea, rectores de las universidades de América latina y el Caribe declararán hoy, en un encuentro que realizan en Buenos Aires, su rechazo a los rankings internacionales de universidades y propondrán, en cambio, un Mapa de la Educación Superior que no jerarquice a las instituciones.

La declaración será el cierre del IV Encuentro de Redes Universitarias y Consejos de Rectores de América Latina y el Caribe, que comenzó ayer y concluye hoy. El evento está organizado por el Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (Unesco) y es auspiciado por el CIN. Las reuniones se realizan en un hotel céntrico, en un salón blanco, pulcro y ordenado. Unas cien personas, la mayoría de traje. Computadoras portátiles sobres las mesas. Impecables jarros de agua. “Un encuentro muy variopinto”, dijo Tamarit, rector de la Universidad Nacional del Noroeste de la provincia de Buenos Aires. Y no se refería sólo a las distintas tonadas venezolanas, mexicanas, argentinas y brasileñas, sino a los diversos espacios que cada uno representaba: una red de universidades cristianas, un espacio de representación popular y estudiantil, una red sobre discapacidad y derechos humanos...

–¿Cuáles son los ejes del encuentro? –le preguntó este diario a Tamarit.

–En principio, promover el conocimiento de las características, tendencias y problemas de la educación superior en la región. Además, la necesidad de fortalecer las redes universitarias y la red de redes, que llamamos Enlaces. También es central el debate acerca de la movilidad de los estudiantes dentro de nuestra región, para evitar la salida a los centros de estudios europeos o norteamericanos. Buscamos además avanzar en el diseño de estrategias que permitan impulsar mecanismos de reconocimiento de títulos, diplomas y estudios para la región. Otro eje es la presentación del Mapa de Educación Superior en América Latina y el Caribe (Mesalc),donde cada universidad deberá elegir un modelo de información para ofrecer al público, y así se buscará la compatibilidad de todos los modelos para estar en línea en la región.

–¿Por qué rechazan los rankings internacionales?

–Los rankings miden sólo los modelos europeos y norteamericanos, con su tipo de universidades. Todo lo que no está asociado a eso no cuenta. Nosotros vamos a declarar que no son representativos de nuestras latitudes. Nos separa, por ejemplo, la historia. Aquí, en Latinoamérica, las universidades intervinieron en la construcción del Estado, son formadoras de sentido, dotaron de sentido nacional a los ciudadanos. Además incluyen la docencia, la investigación y la extensión social, o sea, la universidad en lo social, tres niveles equivalentes para nosotros. ¿Quién mide el compromiso social de una universidad de Estados Unidos?

–Aquí hay representantes de diversos espacios, ¿esto no genera diferencias?

–Sí, hay debates de fondo. El más básico es por lo público y lo privado. Hay sectores que estarían de acuerdo en que la educación sea sólo un bien transable. De todas formas, hasta las universidades privadas comprenden que brindan un servicio público, que es la educación superior. Por otro lado, hay un sistema de alianzas, con sus reacomodamientos y nuevos roles. Nos tenemos que organizar e informar para ver qué puede ofrecer cada uno. Por ejemplo, sabemos que las universidades de Brasil son muy fuertes en posgrados y doctorados y conocemos del dinamismo y la excelencia que hay en México.

Informe: Agustín Saavedra.