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Valores supremos
Por Alejandro Tullio *
La decisión del presidente Kirchner de proponer para la Corte Suprema de Justicia de la Nación a un jurista de la talla intelectual de Eugenio Raúl Zaffaroni, no sólo es una buena noticia para el estado de derecho sino que implica una señal sobre el papel que le cabe al Alto Tribunal en la nueva etapa que los argentinos estamos comenzando a transitar.
Zaffaroni es mucho más que un abogado o docente, es un pensador sobre el Derecho; desde sus lecciones y su doctrina pretende lo que sólo quien ha ahondado en las profundidades del pensamiento filosófico puede lograr, comprender que no se debe caer en el reduccionismo de buscar una sola causa, ni proponer un solo tratamiento para los conflictos humanos. Desde el Derecho Penal ha afirmado reiteradamente que la pena es el fracaso de la sociedad y no el remedio para sus males.
Las expresiones de apoyo manifestadas por los colegios de abogados, las facultades de Derecho, las universidades, no son una expresión formal sino que reconocen a quien es un hombre de sus filas sin concesiones a la demagogia y que transita el camino de la reflexión jurídica desde su propias convicciones.
El Poder Ejecutivo superó el desafío y la consecuente tentación de postular a alguien cercano a sus intereses. Ahora, el desafío que Zaffaroni enfrenta no es poco: devolver el calificativo de Suprema una referencia con los valores y con la razón antes que con el poder, porque a eso están llamados la ley y la Justicia, mediar en el permanente conflicto entre la libertad y el poder.
* Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.