UNIVERSIDAD › FEDERICO SCHUSTER, EX DECANO DE SOCIALES Y CANDIDATO A RECTOR DE LA UBA

“La universidad se ha ido estancando”

Schuster plantea la necesidad de abrir un debate “acerca de qué UBA queremos”. Propone cambios en el cogobierno y defiende la formación de graduados con compromiso social y pensamiento crítico, frente al modelo profesionalista que atribuye a Barbieri.

“En la universidad hay un malestar sordo, que no se expresa de viva voz, que recorre los claustros, que está en las aulas, en los laboratorios, en los colegios, en los hospitales, y que es el malestar de una universidad que no tiene rumbo”, dice Federico Schuster, ex decano de Ciencias Sociales, ahora el candidato a rector de la UBA que impulsan las mayorías de profesores y graduados de su propia facultad, de Ciencias Exactas y de Filosofía y Letras, así como minorías de otras unidades académicas. En esta entrevista con Página/12, Schuster, filósofo y docente, explica cuál es el proyecto de universidad que representa y se pronuncia a favor de una reforma del cogobierno universitario. También diferencia a sus propuestas de las que encarna la candidatura a rector de Alberto Barbieri, el decano saliente de Ciencias Económicas, apoyado por sectores radicales y aliados. “Me gustaría hacer un debate público con Barbieri para que el colectivo universitario escuche las propuestas”, avisa.

–¿Por qué se postula como candidato a rector de la UBA?

–Pertenezco a un espacio en el que trabajamos colectivamente hace bastante tiempo, integrado principalmente por las facultades de Ciencias Exactas y Naturales, de Filosofía y Letras y de Ciencias Sociales, junto a algunas minorías de Medicina y Farmacia. Tenemos una profunda convicción universitaria y de compromiso nacional, político y social, que mira hacia la transformación de la universidad con convicciones democráticas. Creemos que la universidad que se pretendió refundar en 1983, bajo el modelo virtuoso que se inició en 1958, no tenía nada que ver con los tiempos que se vivían en ese momento. Del ’83 a la actualidad no ha habido una discusión sustancial acerca de qué UBA queremos tener. El mundo no tiene nada que ver con lo que era, América latina ha cambiado, al igual que la Argentina y la propia universidad. Es una universidad que debe dar oportunidades a todos los ciudadanos a estudiar, pero es imprescindible pensar cómo se hace para garantizarles una universidad de calidad. La UBA se ha ido estancando y en esa parálisis ha perdido la excelencia que tenía en algunas áreas.

–¿Qué orientación política tienen los sectores que apoyan su candidatura?

–El espacio es plural y representa el apoyo principalmente de profesores y graduados. Tenemos el apoyo de pequeños y aislados sectores estudiantiles. Pero la verdad es que quisiéramos tener más. Queremos trabajar con los estudiantes para pensar una nueva universidad. La universidad que hay que construir se construye entre los distintos espacios y los distintos claustros. Los estudiantes siempre han sido sujetos dinámicos de esta universidad, pero me parece que hoy ni los profesores cambiamos la universidad sin los estudiantes ni los estudiantes la cambian solos.

–Uno de los reclamos de los estudiantes es la modificación del estatuto de la UBA en lo referido al cogobierno. ¿Cuál es su opinión?

–Creemos que hay que cambiar el estatuto, pero se debe hacer dentro de las normas vigentes. Hay que convocar a la asamblea y para ello debemos construir una fuerza política. Ya hubo un intento hace pocos años, se inició un debate, hay muchos proyectos presentados y hubo algunos avances. Sin embargo, no se llegó a producir dictamen en lo que respecta al cogobierno. Hay que volver a discutirlo. El estatuto actual no es malo, sino que pertenece a otra universidad, que no se corresponde con la actual. Debemos evitar la sacralización formalista del estatuto, ya que debe ser la definición en el papel de la universidad que queremos.

–¿Qué piensa sobre las tomas en varias de las facultades por parte de los estudiantes durante las últimas elecciones de decanos?

–El impedimento de la elección de los decanos no sirve. O nos sentamos y tratamos de llegar a un acuerdo para avanzar en una mejor universidad, o vamos a terminar siendo parcialmente responsables de la decadencia de la institución.

–¿Están de acuerdo con la “democratización” que plantean los alumnos?

–En parte concordamos. No estamos de acuerdo con la idea de una persona un voto, porque eso dejaría a los docentes sin incidencia alguna, y creemos en que no tienen un rol menor. Lo que hay que debatir es cómo se logra un equilibrio para que todos los sectores tengan una representación adecuada. No sólo los estudiantes deben tener peso, sino que también deben participar los auxiliares docentes, los no docentes. El debate fundamental es qué universidad queremos, y en él todos tenemos que ser partícipes. Las agrupaciones estudiantiles son las que de alguna manera expresan un síntoma universitario, y debemos ir más allá del síntoma. El síntoma es el problema de la representación, de la democratización, que hay que resolverlo ya. Creo que en la universidad hay un malestar sordo, que no se expresa de viva voz, que recorre los claustros, que está en las aulas, en los laboratorios, en los institutos, en los colegios, en los hospitales y que es el malestar de una universidad que no tiene rumbo. Y eso hay que discutir, no se agota en el tema de la representación.

–¿En qué se diferencia su propuesta de la del otro candidato a rector, Alberto Barbieri?

–Lo quiero escuchar al doctor Barbieri. No he visto la propuesta de él, aunque sí he observado su gestión como decano de Económicas. Creemos que nuestra propuesta está orientada hacia un proyecto de universidad diferente. Me gustaría incluso hacer un debate público con Barbieri para que el colectivo universitario escuche las propuestas. Basándonos un poco en lo que vemos como prácticas académicas, entendemos que el modelo que plantea el sector que está apoyando a Barbieri resalta la cualidad profesionalista. No lo veo orientado hacia la base de producción de conocimiento, sino que se enfoca en la relación entre la universidad y la sociedad en términos de intercambios de venta de servicios, de consultoría.

–¿La diferencia radica en el perfil de egresado que proponen?

–Claro, sí. Cuando digo que no queremos una universidad profesionalista, no quiere decir que nos neguemos a formar profesionales, quiere decir que el profesional que queremos formar tiene que ser crítico, con compromiso social y ético, capaz de reflexionar sobre su propia práctica y poner en cuestión las bases de su propio conocimiento, es decir, quebrar la idea de que la técnica o el profesionalismo es algo aséptico, separado de las teorías.

–Su espacio apoyó en 2006 la elección del rector saliente, Ruben Hallu, y luego tomó distancia de él. ¿Qué opina de su gestión al frente de la UBA?

–Cuando acompañamos al doctor Hallu fue porque veíamos que la imposibilidad efectiva de elegir autoridades nos estaba conduciendo a una crisis de enorme gravedad. Entonces hicimos un acuerdo de gobernabilidad que en los siguientes cuatro años sacó a la UBA de una situación de crisis profunda, no fue lo que nosotros hubiéramos construido, pero era un momento complicado. Mi idea era que el rector Hallu era de transición, para que luego discutiéramos nuevamente las autoridades. Por eso, en la reelección del 2010 nos retiramos del acuerdo de gobernabilidad. Sobre la segunda gestión creo que, a pesar de mi respeto por el rector, se burocratizó, se estancó la universidad. No se pudo avanzar en cosas como pacificar la universidad, se continúa sesionando (en el Consejo Superior) en situaciones de resguardo con vallas. Tenemos que poder generar un espacio universitario de convivencia. Lamentablemente, nada de eso se pudo hacer. Hoy la universidad no puede esperar más para que efectivamente se salga de ese formalismo que santifica las discusiones reglamentarias, con un Consejo Superior totalmente aislado de la universidad. Debemos apuntar a una universidad más integrada.

Entrevista: Laura Guarinoni.

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Schuster es el principal rival de Barbieri de cara a la asamblea convocada el 5 de diciembre.
Imagen: Pablo Piovano
 
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