UNIVERSIDAD › CAMBIOS EN EL SISTEMA ELECTORAL DE CONSEJEROS
Voto secreto pero público
Para “transparentar” la elección de los miembros alumnos y graduados del Consejo Superior de la UBA, el rector propuso realizar asambleas simultáneas con voto secreto. En comisión se acordó que se pueda identificar a los votantes. La reforma cambiará la lógica de las negociaciones entre agrupaciones.
Por Javier Lorca
Cambian las reglas de juego para elegir consejeros superiores en la Universidad de Buenos Aires. El rector Guillermo Jaim Etcheverry presentó un proyecto para “transparentar” el modo en que son elegidos los representantes de alumnos y graduados en el gobierno de la institución. Aunque la última palabra la tendrá el mismo Consejo Superior, en su sesión del próximo miércoles, el proyecto fue modificado en comisión anteayer y se llegó a un curioso acuerdo: el voto sería secreto, con urnas, pero con un sobre que exhibirá el nombre del votante. Si se aprueban, las reformas abrirán un interrogante en el funcionamiento de los claustros, hasta ahora habituados a cerrar acuerdos previos y relegar a las asambleas electorales a la categoría de meros trámites.
Para que se entienda: el Consejo Superior es el órgano de gobierno de la UBA encargado de ejercer la jurisdicción superior universitaria. Presidido por el rector, está integrado, además de por los decanos de facultades, por 15 consejeros, cinco por cada claustro (profesores, egresados y alumnos). Los consejeros superiores son elegidos por los miembros de los consejos directivos de cada facultad que, a su vez, son previamente elegidos por el voto directo de la comunidad universitaria.
Después de haber logrado el año pasado que las elecciones se hagan en todas las facultades en forma simultánea, entre otras reformas, ahora Jaim Etcheverry pretende transformar la elección de los consejeros superiores. Hasta el momento dicha elección se resolvía, de hecho, en asambleas casi cerradas, sin mayor difusión, con voto nominal y a mano alzada, por orden de facultades. Entre los fundamentos de su proyecto, el rector señalaba que su intención era, con un “inocultable y explícito fundamento político”, exhibir “la importancia y el respeto que la universidad asigna a la transparencia, seriedad y trascendencia que debe rodear a la expresión de la voluntad de sus claustros”.
La propuesta de Jaim Etcheverry consiste en que las asambleas de alumnos y graduados se hagan el mismo día (sería el 20 de abril, en el Nacional Buenos Aires) y los escrutinios se conozcan simultáneamente. El objetivo es evitar especulaciones oportunistas (cambio de voto) en función de los resultados del otro claustro. También propuso que las asambleas sean presididas por el rector, única autoridad electoral, y que las listas postuladas se oficialicen cinco días antes de la asamblea. Esto iría contra la costumbre de negociar la integración de las candidaturas hasta último momento. Además, impulsa que, para votar, los asambleístas sean convocados por orden alfabético de sus apellidos y que el voto sea secreto, con urnas. El hasta ahora habitual sufragio sin urnas permitía que los acuerdos se sellaran antes de la elección. Por último, el rector enfatiza que, al asumir los consejeros su representación, se deberá cumplir con el régimen de incompatibilidades vigente desde 2003: no pueden ser consejeros aquellos que ejercen cargos de gestión en una facultad o la universidad.
El proyecto del rector fue tratado en comisión el miércoles pasado. “Se aprobó, pero con modificaciones –dijo el decano de Odontología, Máximo Giglio–. Lo fundamental es que se mantiene la simultaneidad de las asambleas, para que no haya influencias de un claustro sobre otro. El principal cambio es que el voto sería secreto al momento de votar, para que no haya inconvenientes, pero luego se podría identificar a cada votante.” A propuesta del consejero Leonardo Zayat, alumno independiente, cada asambleísta pondría su voto en un sobre con su nombre y lo introduciría en una urna. Al escrutar quedaría claro qué eligió cada cual. “Es importante que los estudiantes y los graduados puedan saber qué hicieron con su voto los consejeros directivos. Eso es básico para poder ejercer cierto control sobre la representación”, estimó Fernando Vilella, decano de Agronomía.
Las mayorías de alumnos y graduados impulsan un dictamen de minoría para que las asambleas de claustros sean presididas no por el rector sino por una junta tripartita, conformada por un profesor, un graduado y un alumno. “Pero hagamos el reglamento que hagamos, esto va a seguir siendo una ficción hasta que el rector y los decanos cumplan su promesa y convoquen a una asamblea universitaria para reformar el estatuto de la UBA y permitir que la comunidad universitaria elija a sus representantes en forma directa”, definieron Eduardo Malach, consejero superior por alumnos, y Agustín Vanella, titular de la FUBA. El debate se va a prolongar la semana que viene, cuando el Consejo Superior trate la reforma.