UNIVERSIDAD › OPINION

Democracia y continuismo

Por Edgardo Slemenson *

La UBA cobija la más heterogénea muestra de opiniones, conductas y expresiones. Su máxima autoridad es la asamblea universitaria, constituida por 236 miembros elegidos por elección libre de sus claustros y consejos directivos. Tres claustros independientes –con sus mayorías y minorías–, trece facultades con distintos intereses, el CBC, universitarios afiliados a diversos partidos, independientes y simpatizantes de distintas corrientes de pensamiento, configuran una heterogeneidad que enriquece y distingue a nuestra universidad. El análisis de esos factores es insuficiente para predecir los planteos que debate la asamblea. Por eso, los resultados de las votaciones son imprevisibles, irrepetibles y a veces inexplicables. La sociedad pudo verificar que la última asamblea sesionó, deliberó y votó, en una jornada maratónica, un nuevo rector, de acuerdo al estatuto y a su tradición democrática. Esta asamblea funcionó en un escenario de disensos y debates extensos, zanjados por votaciones nominales de los más de 220 miembros presentes. Los asambleístas que representan a los violentos, que impidieron sesionar el 26 de marzo, no infligieron esta vez violencia física; sólo ejercieron su derecho de opinión y oposición –en muchos casos con exagerada violencia verbal–. Muchos de ellos se abstuvieron o abandonaron el recinto en señal de protesta. Fue la democracia. Las posiciones finales se determinaron con votos. Fue la transferencia de la libertad de pensamiento. En las transiciones democráticas conviven lo nuevo y lo anterior. Lamentablemente el continuismo ha sido inevitable también esta vez. Se evidencia en la corriente triunfante por 120 votos, aunque en el discurso se diga lo contrario. Dilectos acompañantes del rector saliente, decanos y profesores, engrosaron los cuadros de apoyo del rector electo, en una heterogénea alianza de opositores, adherentes y complacientes con la gestión de los últimos 16 años. Sólo es criticable en ellos la comisión de algunas prácticas de gestión electoral, picardías y traiciones en las semanas previas a la asamblea, que superaron notablemente cuanto se había criticado de la gestión que finaliza. Por su parte, el homogéneo “bloque reformista”, encabezado por Aldo Ferrer y sostenido por 57 asambleístas, alentó el verdadero cambio, mediante un nuevo proyecto académico y con el “compromiso” de la UBA con la sociedad aportando soluciones a la crisis del país. Los sectores de la izquierda, encabezados por Félix Schuster y León Rozitchner, señalaron la necesidad de cambios y actualizaciones, pero ratificaron en todos los casos su posición “reformista”. Unos 25 asambleístas, con la consigna “¡Que se vayan todos! ¡La asamblea es ilegítima!”, se asustaron a la hora de votar. La democracia fue ejercida en plenitud, aunque deba perfeccionarse. Deberá redoblarse el esfuerzo para alcanzar el cumplimiento cabal de la misión de la universidad: formar al hombre y producir e impartir conocimiento. A la vez, deberá afianzarse la ética y asegurar la rectitud de las conductas como aporte a la misma universidad y a la sociedad. Finalizada la elección, se ha consagrado rector a una de las grandes figuras contendientes. Ahora el doctor Guillermo Jaim Etcheverry es el rector de todos.

* Consejero superior, director del Centro de Estudios de la Ingeniería Urbana y la Vivienda (UBA).

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