UNIVERSIDAD
La crisis de las ingenierías y el plan oficial para recuperarlas
Con un informe sobre las carencias de alumnos, docentes y facultades, Educación lanza un programa para mejorar las carreras.
Por Javier Lorca
Las tasas de egreso detectadas en las ingenierías son de entre el 12 y el 17 por ciento. De los estudiantes que se gradúan, sólo el 13 por ciento lo logra en los cinco años que teóricamente dura la carrera. La mayoría tarda 7 o más años. Y ésas no son las únicas falencias halladas por el Ministerio de Educación en las diferentes ingenierías que se dictan en las universidades públicas y privadas del país: también los docentes muestran carencias en su formación, la participación de alumnos en actividades de investigación es escasísima y las facultades tienen problemas en sus laboratorios y bibliotecas. Para intentar modificar la situación, la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) lanza mañana el Programa de Mejoramiento de la Ingeniería, que ofrecerá fondos a las casas de estudios que presenten propuestas para las carreras.
“Ingeniería es una carrera central para el desarrollo del país y su producción –dijo Juan Carlos Pugliese, titular de la SPU–. Fue muy descuidada en los ’90 y ahora queremos fomentar estas carreras para ponerlas a tono con las demandas que van a surgir con el crecimiento económico.” A partir de los datos recabados entre 2001 y 2004 por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau), el Programa de Calidad Universitaria del ministerio elaboró un informe sobre el crítico estado de las ingenierías. De las 394 carreras existentes, el estudio seleccionó 237, abarcando las catorce especialidades hasta ahora evaluadas por la Coneau (aeronáutica, ambiental, electricista, civil, electromecánica, electrónica, alimentos, materiales, minas, petróleo, hidráulica, mecánica, nuclear y química).
- La oferta. El 83,5 por ciento de las carreras se dicta en el sector público (universidades e institutos de las Fuerzas Armadas) y el resto en casas de estudios privadas. Prácticamente un cuarto de las carreras está en la región metropolitana de Buenos Aires; luego siguen el noroeste del país (20,7 por ciento), la región bonaerense (15,6), Cuyo (13,9), centroeste (13,1), sur (8) y noreste (5,5). El 70 por ciento de la oferta se reparte entre cinco especialidades: electrónica, civil, mecánica, química y electromecánica. Sin embargo, en cada región existe una especialización propia: ingeniería en alimentos y ambiental en la región centro-este; alimentos y minas en Cuyo; alimentos en la zona metropolitana y en el noreste; petróleo en el sur, y aeronáutica en el noroeste.
- Los alumnos. El total de estudiantes de ingeniería creció entre 1996 y 2002 un 27,5 por ciento, pasando de 40.411 a 51.513 alumnos. Y parejamente aumentaron los egresados: un 33,2 por ciento, de 1401 a 1866. Pese a ello, la tasa que mide la relación egresados-ingresantes es “notoriamente baja: 17 por ciento en 2000 y 12 por ciento en 2001”, señala el informe. El 93,5 de los alumnos cursa en universidades públicas. No obstante, durante el lapso indicado, las privadas registran una mayor tasa de crecimiento (46,5 contra frente a 30,4). La matrícula se reúne en las mismas cinco especializaciones que concentran la oferta: casi el 85 por ciento de los alumnos cursa allí. Lo llamativo es que hay algunas ramas con una tasa de crecimiento estudiantil muy superior a la media: petróleo (65 por ciento), civil y materiales (67), alimentos (124) y minas (139). Por su reciente creación, Ingeniería ambiental registra una expansión del 1874 por ciento. Las carreras con tasas más bajas son electricista y electrónica (10 y 9 por ciento), aunque otras directamente decrecieron, como ingeniería nuclear e hidráulica (-11 y -17 por ciento). Otro dato preocupante es que sólo el 7 por ciento de los alumnos participa de investigaciones.
- Duración real. Un punto crítico es la duración real de los planes de estudios. Formulados para insumir cinco años, sólo el 13 por ciento de los alumnos ingresados entre 1988 y 1998 alcanzó esa meta. “Mientras una mitad de la población demoró hasta 7 años para completar sus estudios, la otra mitad demoró 7 o más”, dice el informe oficial. Y sólo el 9,5 por cientode los alumnos de universidades públicas se recibió en 5 años. Porcentaje que sube al 28,2 en las privadas. El contraste reaparece entre las regiones: el 26,7 de los alumnos de la zona metropolitana se gradúa en el plazo previsto; en cambio, en las demás regiones el porcentaje cae debajo de la media (2,9 en el sur y 1,7 en el centro-este). El mejor desempeño estudiantil se registra en las siguientes ingenierías: ambiental y materiales (más del 60 por ciento se gradúa a tiempo), nuclear (todos se reciben en 6 años o menos) y petróleo (el 59 por ciento en a lo sumo 6 años). Hay tres especialidades con duraciones promedio más largas: electricista y electromecánica (7 a 8 años) y minas (8 o más años). Según las autoevaluaciones realizadas por las unidades académicas, la principal causa de la demora es el alto número de alumnos que trabaja, a lo que se suman la situación socioeconómica y el bajo reconocimiento social del título universitario.
- Los docentes. En las carreras evaluadas hay 25.037 docentes. El 43,2 por ciento son profesores y el 55,5 auxiliares. “La relación alumno/docente es baja: 2,1 alumnos por cada docente.” También es escasa la dedicación horaria: “Mientras que casi el 70 por ciento de los docentes tiene una dedicación menor a 20 horas semanales, sólo el 15 por ciento tiene una dedicación de tiempo completo”. Las dedicaciones menores son más en la zona metropolitana, donde sólo el 7,3 por ciento se dedica 40 horas semanales. Otro punto crítico es la falta de formación: “El 75 por ciento de los docentes sólo tiene formación de grado, siendo que los docentes con doctorado ascienden apenas al 8 por ciento”. Además, son pocos los docentes que dirigen proyectos de investigación (menos del 15 por ciento). Claro que son más los que participan en proyectos sin dirigirlos (29).