Después de algunas semanas de aparente tregua, volvió la inquietud a la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini (UBA). Un grupo de estudiantes, padres, docentes y no docentes aseguró ayer que las autoridades educativas no cumplieron los acuerdos comprometidos entre las partes para superar el conflicto que atravesó la escuela en el primer semestre, centrado en el rechazo de la comunidad a la designación del nuevo rector, Juan Carlos Viegas. Simultáneamente, otro conjunto de padres difundió una carta abierta acusando al primer grupo de ejercer “un acoso permanente” sobre Viegas y de planificar “la manera de destituir o hacer renunciar al rector... obstruyendo permanentemente su gestión”.

Como se recordará, el colegio estuvo sin clases durante casi un mes, tomado por alumnos y con profesores en huelga, hasta que el 19 de junio se firmó un acuerdo entre el rector Viegas, representantes del centro de estudiantes, los gremios involucrados y autoridades de la UBA, de la que depende la escuela.

A ese acuerdo apuntó la protesta que se manifestó ayer al mediodía, en la puerta del colegio. Uno de los pedidos de alumnos y docentes que habían motivado aquel conflicto fue el de contar con representación en el gobierno de la escuela, como ocurre en las facultades de la universidad. Para eso, se había consensuado proponerle a la UBA la conformación de un consejo resolutivo. Según denunciaron los participantes del reclamo, no se respetó lo acordado: la comisión que discutía la cuestión “votó un proyecto aprobado por amplia mayoría” –señalaron–, pero el rector “no acepta ese proyecto” y, en su lugar, “llevará ante el Consejo Superior uno de su autoría”. Además, el mismo grupo pide a la universidad “la no designación ni ratificación de los vicerrectores” designados por Viegas “a espaldas de la comunidad educativa”.

Una posición contraria fue difundida mediante una carta abierta firmada por padres y madres de alumnos del Pellegrini. Allí cuestionan al otro grupo de padres, a los que consideran “organizados en asambleas inorgánicas e irregulares en las que planifican la manera de destituir o hacer renunciar al rector, apelando a intrincados y no menos confusos argumentos”. Al expresar su “respaldo al proyecto educativo implementado en el colegio en los últimos años”, estiman que su “continuidad ha sido garantizada mediante el acta de compromiso” de junio, por lo que manifiestan “el más enérgico rechazo ante el accionar del mencionado grupo de padres, que de manera constante y sistemática se resiste a aceptar la legítima autoridad del rector”, y “se atribuyen la representatividad de todos los padres y madres de esta institución”. Concluyen argumentando que la obtención de cualquier reivindicación, “por más justa que fuere”, “a través de la prepotencia, el chantaje, la extorsión o el patoterismo, no hacen más que brindarles a nuestros hijos ejemplos impropios”.