Miércoles, 5 de abril de 2006 | Hoy
UNIVERSIDAD › OPINION
Por Federico Schuster *
Lo dijimos oportunamente: no teníamos demasiadas esperanzas de que se pudiera dar el verdadero debate que la UBA necesita, sobre todo en las condiciones en las cuales se llega a esta asamblea universitaria. La imposibilidad de sesionar (ayer) no hace más que poner de manifiesto que la discusión profunda que nos debemos parece cada vez más esquiva. Así, el escenario quedó reducido a referencias y acusaciones individuales cruzadas y disputas por cuestiones de logística operativa. Y desde la Facultad de Ciencias Sociales queremos insistir en una idea: la razón de ser de la asamblea universitaria no puede reducirse a la elección del rector (...) La propuesta de comenzar de una vez con la discusión que la UBA se debe y le debe a la sociedad argentina no es una idea nueva para nosotros: ese fue el espíritu que nos movió a presentar en el año 2002 una propuesta de modificación del estatuto universitario para que la UBA democratizara sus espacios de gobierno, los modos de acceso a la investigación, la concepción de extensión y el acceso a la toma de decisiones (...) Han pasado cuatro años y no sólo la ley fundamental de la universidad no ha sido discutida, sino que pareciera que cada vez se cierra más la posibilidad de hacerlo. Y lo que es más grave: a muy pocos de los que pueden tomar las decisiones parece preocuparles que esto suceda. Estamos a las puertas de la elección de un nuevo rector para la UBA y el debate sigue trunco, la deuda con la sociedad se acrecienta y pareciera que, además, no nos importara ir a contramano de un pueblo que viene intentando repensarse y reinventarse a sí mismo. No se trata, como decíamos antes, de hacer foco en figuras e individualidades, sino de preguntarnos por qué el proyecto que tiene grandes posibilidades de ganar posee, justamente, esas chances. Y una buena pregunta que podríamos hacernos para empezar la verdadera discusión es si este tipo de proyectos podría ganar y consolidarse si la UBA tuviera mecanismos más democráticos tanto de elección como de debate. La respuesta a este interrogante debe ser respondida por elegidos y por electores y de cara a toda la Argentina. Porque la UBA es generadora de hechos políticos tanto hacia dentro del mundo universitario como hacia fuera de él. ¿Qué tenemos para decirle a la sociedad acerca de la reproducción de una forma de hacer política que privilegia los intereses personales y sectoriales? ¿Negaremos esos intereses sólo en términos enunciativos o estaremos en condiciones de sostenerlo con nuestras propias actitudes cotidianas? (...) Reivindicamos la idea de la universidad como espacio de deliberación y reflexión, pero urge que seamos también un lugar de toma de decisiones. Y no nos referimos a aquellas que nos tienen como destinatarios, sino a las que ponen a la sociedad argentina como protagonista. Esa sociedad nos está mirando. Estemos a la altura de las acontecimientos.
* Decano de Ciencias Sociales.
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