PLáSTICA › NOTICIAS DE LA MOVIDA EN LA PLASTICA TUCUMANA
Entre exponer y poner el cuerpo
La tucumana es una de las producciones destacadas en la plástica de los últimos años. Breve panorama de lo más reciente.
Por Jorge Figueroa *
Desde Tucumán
En Tucumán no sólo se comen sandwiches de milanesa, como se vio en la gigantesca escultura de Sandro Pereira que se hizo célebre en la última edición de la Feria Arte Ba porteña. Para sorpresa de algunos críticos poco avisados de Buenos Aires, Proyecto Dogma, una exposición multimediática que se inauguró recientemente en el Museo Timoteo Navarro de esta ciudad, afirma otra línea de trabajo, que da cuenta de la realidad y golpea; provoca, impacta.
Los artistas Alejandro Gómez Tolosa y Rolando González Medina intervienen sobre y desde el cuerpo. La manipulación digital activó la fotografía, el video, la instalación y los objetos, los que fueron transformados y, en algunos casos, deconstruidos. Expresamente provocadores, Gómez Tolosa y González Medina operaron sobre el doblez del discurso, sobre las oposiciones entre espacio público y privado (tres proyecciones y videos funcionaban en la misma calle del museo, mientras que los objetos y los ploters se ubicaron en la sala con fotografías de hombres y mujeres cuestionados en su misma identidad), y sobre la dicotomía entre arte y fotografía. Pero ante todo se propusieron denunciar el (los) dogma(s) con el “collage digital”.
Por otro lado, las fotografías de Javier Juárez y Andrea Elías, alejados de documentalismo alguno, sin embargo, se constituyeron en retratos sociales: una niña con su globo incorporada a una manifestación callejera es un fotomontaje de Elías que ganó el primer premio en el último Salón Carlos Navarro hace pocas semanas.
Presencias y ausencias
Un novio que está solo y espera, o un atento guardavidas de pileta, se expusieron casi paralelamente. Las esculturas de Sandro Pereira son autorretratos sí, pero no hay en ellos el menor hedonismo ni narcisismo. En una línea neoconceptual proponen una lectura del cuerpo; el cuerpo planteado como texto que dice y hace decir. El artista señala y se señala, presente en la obra, aunque su modo (de decir) esté diferido.
Quien trabaja por ausencia es, por el contrario, Pablo Guiot: un autito que el público acciona deja huellas en una pista. Las huellas son trazos, restos (¿garabatos?, una escritura al azar...). ¿Quién es el artista? ¿Guiot, que hizo el autito con su retrato?, ¿o los visitantes de la muestra que son quienes finalmente pulsan el botón y ponen en juego el dispositivo?
Pereira y Guiot son dos de los impulsores del grupo “El ingenio” que se fundó durante el año 2001 y que se propone crear espacios de producción y reflexión. Casi paradójicamente, sus integrantes –que tienen una mirada autorreflexiva e intimista en sus obras– son los que han podido formar un equipo colectivo de trabajo.
Nuevos ornamentos
Aunque desde posicionamientos distintos, este año también se afirmó en la provincia una línea ornamentalista.
Rubén Kempa trazó en sus grabados (xilografías de taco perdido) profusos diseños, donde las abigarradas líneas recorren la superficie a modo de tramas.
Rolo Juárez, inscripto decididamente en el neodecorativismo, instaló sus meteoros y objetos hechos con aluminio, espejo, resina y materiales de bijouterie; estructuras fractales, igualmente irregulares. En Carlos Martínez la incorporación de un diseño escenográfico, el trabajo con las líneas y algunos efectos ópticos marcó otro desarrollo.
Y en Mariana Ferrari, la construcción de sugerentes formas instaladas en la pared logró seducir a los espectadores.
* Crítico de arte, curador y profesor de la Universidad Nacional de Tucumán.