Hace mucho que Argentina fue perdiendo vastos territorios que podrían producir abundantes fuentes de alimento por la codicia de grupos que, en definitiva, son siempre minoritarios en su número pero masivamente perjudiciales para la sociedad. Seguramente detrás de los incendios en el Delta estará algún proyecto de siembra del nuevo cáncer que avanza rápidamente en el mundo: la producción de cereales que se transformarán en combustibles para que cada bípedo que tenga el dinero pueda seguir contaminando el planeta, al volante de su vehículo. No hace mucho los movimientos en Entre Ríos señalaban con aire de inquisidores al Uruguay por lo de la pastera. ¿Y por casa cómo andamos? ¿Cuántas hectáreas en distintas provincias fueron arrasadas para la plantación de soja para combustible? La hipocresía no tiene límites: cada uno dice defender “lo nuestro” mientras el país se viene entregando a las prácticas que miembros del Imperio vienen susurrando como “beneficiosas económicamente”. Creo que, más que el humo que viene del Delta, lo que no permite ver es la ceguera que elegimos como sociedad hace ya muchos años y cuyo precio pagarán, tra vez, los más jóvenes y los más débiles.

María Luisa Etchart

DNI Nº 1.993.496