Jueves, 29 de enero de 2009 | Hoy
El incomprensible y cómplice sistema judicial sigue teniendo en sus filas a quienes aún responden a los jerarcas de la dictadura; antes cajoneaban los hábeas corpus, ahora dilatan las sentencias para que queden en libertad algunos genocidas.
No es sólo eso; hay algo más, y es que quieren silenciar la verdadera justicia, la que por más de 25 años perseguimos los que militamos en los organismos de derechos humanos. Quieren volver en cierta forma a las leyes de punto final, al proyecto de “demoler” la ESMA. Destruir definitivamente la memoria histórica de un pueblo que perdió una generación entera de estudiantes, científicos y soñadores. Todo en nombre de esa farsa que llaman “reconciliación nacional”. ¿Cabe algún tipo de perdón para quienes cometieron las más terribles aberraciones y crímenes de lesa humanidad? No, claro que no.
Uno de ellos se infiltró entre las Madres y luego las secuestró, torturándolas hasta la muerte. El otro torturaba en nombre de un dios que encarnaba decidiendo si iban a seguir con vida o no. Son innombrables, ni eso merecen, son cobardes asesinos y no les cabe otro lugar que la cárcel. Es una vergüenza que en Francia lo hayan juzgado, que si sacan un pie del país son extraditados y juzgados inmediatamente, y aquí, en nuestro propio país, los dejemos en libertad.
Cuando se declaraba la plaza de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en la ex ESMA, se mezclaban sentimientos de tristeza, bronca y dolor.
No es posible que no hayamos aprendido nada de los 30.000 desaparecidos. Es inadmisible que permanezcamos indiferentes ante semejante injusticia. Pero no van a triunfar, van a permanecer en las cárceles y van a ser juzgados. Por eso lucharemos, y si nos preguntan hasta cuándo, hasta la victoria siempre.
Pablo Spinella
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