Temo que hasta que no haya un desastre global, la población no reaccionará, pero cuando ocurra será tarde. El calentamiento global y la contaminación nos llevan a un camino contrario al de la justicia social y ambiental. La lucha contra estos flagelos es sin duda una lucha contra nosotros mismos, contra nuestros propios hábitos de vida. Creo que somos una de las especies más agresivas con su entorno que ha conocido el planeta, y, como todas, alcanzaremos un punto máximo de población y una vez que lo hayamos consumido “todo” desapareceremos. ¿Qué opciones tenemos? No se me ocurre otra que “la lucha y la conciencia de que esto es posible evitar”. Así como no se terminan las luchas por la igualdad, la solidaridad y la fraternidad, debemos incluir en nuestra agenda la lucha por nuestra supervivencia. Este sin dudas será nuestro “legado” a las futuras generaciones.

Julio César Erran
DNI 10.687.928