Soy vasco, acabo de llegar de Buenos Aires y estoy en período de adaptación. Estuve en la presentación del libro Soledad: Común, de Jorge Alemán, en la Universidad de San Martín y tengo que decir que sentía “envidia sana”. Tanto Horacio González como el rector de la Universidad, que actuaron como presentadores/discutidores del libro, estuvieron excelentes.

Vengo encantado de ver un país que marcha, de gente contenta, con esperanza, con un gobierno que realmente parece responder a lo que supone una construcción de país, un país para todos, todo ello sostenido en un pueblo que cree y acompaña. Desde el ’87 no he visto una situación en la que los argentinos estuvieran en condiciones de hablar más allá de la economía y de vidas atrapadas en una lógica infernal del capitalismo salvaje. Estos días el panorama que he vivido es otro, la gente ve que las cosas se puedan hacer de otra manera, de una manera en la que los beneficios afecten al conjunto del país. He visto a antiguos radicales, gente lectora de La Nación, incrédulos trotskistas... defender la política del actual gobierno de manera activa. Por supuesto quedarán cosas por hacer, pero ver a un país y sus gentes en marcha me ha alegrado mucho. Yo me siento concernido y me sumo a la lógica y la razón que acompaña a todo este proceso.