Desde Resistencia, Chaco

Se conocieron y se hicieron amigos a partir de enfrentarse en el Argentino de Cadetes en Puerto Madryn. Cinco años después, Facundo Campazzo, cordobés de 21 años y base de Peñarol, y Nicolás Laprovíttola, 22 años, de Castelar y armador de Lanús, comparten la responsabilidad de conducir a la Selección Argentina en el Sudamericano de Chaco. Y sobre todo pelean por un lugar en la lista definitiva del equipo que viajará a Londres en busca de una medalla olímpica, en la que seguramente será la última función de la Generación Dorada.

“Nos ganó la final y fue elegido el mejor del Torneo”, arranca Campazzo al rememorar con Página/12 los comienzos de aquella amistad. “Desde ahí siempre nos fuimos cruzando, hasta ahora que somos compañeros”, responde Laprovíttola, el hijo de Margarita Stolbizer. Tantos partidos como rivales, marcándose mutuamente, han provocado roces, que siempre quedaron en el rectángulo, como lo sucedido en un áspero LanúsPeñarol, que terminó con incidentes. Todo nació con un caño que Nicolás le tiró a Facundo, que no se bancó el lujo y reaccionó mal, lo que calentó aún más el encuentro. “Me arrepiento de lo que pasó. Pero era algo del juego y quedó ahí”, señala Campazzo. “Cuando terminó el partido y se armó lío con la gente, lo agarré y le dije: ‘vení conmigo que a vos no te van a tocar’”, agrega Laprovíttola. Otra vez, la amistad sobre la rivalidad, como los mensajes que suelen mandarse en Twitter, para felicitarse o mandarse ánimo antes o después de algún juego.

Por eso, no pueden creer el presente que viven. “Me sorprendió la noticia, tal vez me imaginaba poder estar en los entrenamientos, pero no esperaba que uno de nosotros fuera a quedar en la lista”, asegura el bonaerense, algo que se confirmó a partir de la ausencia de Juan Ignacio Sánchez. “Es un sueño y por eso hay que disfrutarlo”, asiente su amigo, tricampeón de la Liga Nacional con Peñarol.

Por más que hay un pasaje a los Juegos Olímpicos de por medio, la amistad está por encima. “Los vivimos de manera natural. Cada uno tiene que hacer lo que hizo en su club, que fue lo que nos trajo hasta acá”, afirma Campazzo. “Lo venimos hablando y coincidimos en que nos sirve a los dos. Aprendemos cuando nos enfrentamos y lo disfrutamos. Nos hace crecer y hay que sacarle jugo a eso”, dice Laprovíttola.

Así como son compatibles afuera de la cancha, son bastante diferentes adentro del rectángulo. Laprovíttola es más cerebral y más ordenado para manejar los tiempos, mientras que Campazzo es más revulsivo y más anotador. “Nico tiene talento, es inteligente y cuenta con una lectura de juego que yo no tengo”, asegura Campazzo sobre las razones por las que su compañero podría ser el elegido como suplente de Pablo Prigioni. “Facu demostró todo lo que puede hace quince días, en la final de la Liga”, responde sobre la misma cuestión Laprovíttola. Y agrega: “Tiene un tiro de tres puntos tremendo y una explosión que te puede cambiar un partido, como lo hizo con Colombia.”

Mientras disfrutan del Sudamericano, los dos ya palpitan la etapa de preparación, en la que convivirán con Emanuel Ginóbili (el mismo que ayer, en una conferencia vía Twitcam, admitió que los JJOO pueden ser su último torneo), Luis Scola y Andrés Nocioni, entre otros. “Es un orgullo. Cuando me citaron, mi mamá me mandó un mensaje que no podía creer que mi nombre estuviese al lado del de ellos”, cuenta Laprovíttola. “Cuando lo pienso, se me pone la piel de gallina”, completa Campazzo. Está claro que cuando Julio Lamas brinde la lista definitiva, el elegido sentirá que se le cumple un sueño. Pero también en algún punto va a sentir tristeza porque su amigo quedará en el camino.