Jueves, 1 de febrero de 2007 | Hoy
Como Página/12 es un formador de opinión por excelencia, me veo en el deber de pronunciarme acerca de la nota “Fueron la antesala de un plan sistemático” y el recuadro escrito por Luis Bruschtein “Criminales y derechistas en las Tres A” del 27 de diciembre.
Como dijo Irina Hauser, hay dos testimonios que permiten reconstruir la composición y accionar de la Triple A: el de Rodolfo Peregrino Fernández y el de Horacio Paino.
Sólo Paino, a quien parafrasea la nota, incrimina a Tarquini como uno de los ocho jefes de la Triple A. Seguro Bruschtein no creerá que el obispo Jaime de Nevares fue jefe de la
Triple A, a cargo de devastar Neuquén. Pues también es señalado por Paino, algo tan cierto como que Tarquini fue un jefe operativo, según la reconstrucción del demente.
Sus peritajes psiquiátricos en el Neuropsiquiátrico Borda constan en la causa de la Triple A (Nº 6511). En el primero, de junio de 1971, el médico legista Jacinto H. Cuccaro deja asentado: “... la afectividad está disminuida, el juicio y la admisión de ideas alterados por un contenido delirante de tipo persecutorio”.
Estas pericias fueron requeridas por el juez Raúl de los Santos que llevaba el sumario por hurto y defraudación contra Paino. Se resolvió sobreseerlo en forma “parcial y definitiva por inimputabilidad” al considerar “que los médicos de tribunales informan que el acriminado es demente en el sentido jurídico, no teniendo criterio para discernir ni capacidad para delinquir (...) la subordinación de la voluntad ante el imperativo de sus interpretaciones delirantes obliga a su internación”.
Me pregunto si esta Argentina le permitirá a la familia Tarquini dilucidar quiénes fueron los
homicidas de mi padre, siendo que tras apelar al derecho a la verdad pudimos reabrir la
causa penal.
Bárbara Tarquini
DNI Nº 21.433.597
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.