Jueves, 1 de febrero de 2007 | Hoy
Graciela Ocaña se siente a gusto con la posibilidad de acompañar a Daniel Scioli en la fórmula bonaerense. Dice que su ex jefa política Elisa Carrió “se corrió a la derecha”.
Por Eduardo Tagliaferro
Graciela Ocaña se acerca al final de su gestión en el PAMI. La normalización de la obra social de los jubilados integra el temario de las sesiones extraordinarias. Luego de anunciar la expropiación del Hospital Francés y su futuro gerenciamiento por el PAMI, se entusiasma con el traje de candidata. Entrevistada por Página/12, afirma que le gustaría acompañar a Daniel Scioli como vicegobernadora en Buenos Aires. En una de las paredes de su despacho se destaca una antigua foto en la que comparte con Elisa Carrió la presentación del informe de la Comisión de Lavado de Dinero en el Congreso. “Eticamente, estéticamente e ideológicamente sigo siendo la misma”, dice mirando aquella fotografía tomada en tiempos de Fernando de la Rúa.
–¿Quiere acompañar a Daniel Scioli como candidata a vicegobernadora bonaerense?
–A un dirigente político no hay nada que le guste más que representar a sus ciudadanos. Nunca hice de la política un proyecto personal. La política sirve si puede cambiarle la vida a la gente. Creo mucho en el proyecto del Presidente. Cuando en el 2004 acepté sumarme a la iniciativa del Presidente, hice una fuerte apuesta. No tuve ningún condicionamiento y no me arrepiento. Estoy orgullosa de ser parte del Gobierno. Hoy Kirchner ha llevado adelante las políticas que por años nosotros no pudimos. Por ejemplo esta ley que permite la libertad jubilatoria para optar entre las AFJP y el sistema de reparto.
–Le recuerdo que, impulsada por María América González, esa iniciativa había tenido media sanción en Diputados y que si el Senado no lo aprobó fue por la falta de voluntad del kirchnerismo.
–No lo recordaba. Lo que es cierto es que el Presidente tiene la voluntad y lo está llevando adelante. Este año se va a aprobar. Cuando la Alianza fue gobierno no pudimos convencer a nadie. Muchas de las cosas que nosotros sostuvimos, como el juicio a la Corte Suprema, la renegociación de la deuda, hoy son una realidad.
–¿Por qué cree que Scioli es una buena opción para Buenos Aires?
–Scioli es un hombre que trabaja mucho y la provincia necesita un hacedor. No está entrampado en estructuras históricas de la provincia, lo que le permitirá tomar decisiones sin otro compromiso que no sea con los bonaerenses. Tiene una mirada sobre la ciudad de Buenos Aires que permitirá integrarla con el conurbano.
–¿Felipe Solá estaba entrampado en esa lógica partidaria y por eso deja una provincia con una fuerte deuda, con una gran inseguridad y otros temas deficitarios?
–Recordemos que Solá tenía una provincia en llamas, sin moneda, con una enorme deuda que intentó manejar y que no pudo cancelar. Trató de ordenarla y creo que falta mucho.
–Hablando de la reacción de las estructuras tradicionales. ¿Los caciques históricos del peronismo bonaerenses le traerán algún dolor de cabeza a Scioli o al candidato del oficialismo?
–No creo que haya ningún tipo de inconvenientes. Lo que se ve es un acompañamiento general a las políticas del Presidente y del Frente para la Victoria. Creo que en el momento de tomar decisiones, tener libertad de esas estructuras es muy importante.
–¿El reciclaje del viejo aparato duhaldista en el kirchnerismo es un tema ya terminado o puede haber resistencias comunales?
–En la Argentina estamos viviendo el fin de un viejo sistema político y el comienzo de uno nuevo. No ha nacido el nuevo, ni murió el viejo. Como decíamos en el ARI, la casa nueva se hace con nuevos y viejos ladrillos. No hay un lugar donde estén los buenos dirigentes. Los ciudadanos con su voto son los que nos juzgan a todos. Me asusto de los candidatos que, no pudiendo ser electos en su distrito, se mudan a la Capital y hoy levantan su dedo cuestionador.
–¿Por quién lo dice?
–Por Elisa Carrió.
–De aquella foto en el Congreso, en la que presentaban el informe de la Comisión de Lavado de Dinero, a la actualidad, ¿cuánto cambió Graciela Ocaña?
–Nada. Eticamente, estéticamente e ideológicamente sigo siendo la misma.
–¿Cuánto cambió Elisa Carrió?
–Creo que se corrió a la derecha. En el 2004, para evitar que Kirchner avanzara sobre su electorado, se corrió a la derecha. Del ARI de las Mujeres en Lucha pasamos al ARI que va a la Sociedad Rural y defiende esos intereses.
–Parecería que Roberto Lavagna está más cerca de esos intereses.
–Lavagna tiene que decir quién es. ¿Es el que estaba con Eduardo Duhalde y negociaba nuevos contratos con aumentos en las tarifas de los servicios públicos? ¿Es el que propició no enjuiciar a la Corte en el 2002, el que propició la derogación de la ley de subversión económica a pedido del FMI? ¿Quién es Lavagna?
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