En vísperas de la conmemoración del Día Mundial de la Obesidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió que los gobiernos aumenten los impuestos a los refrescos azucarados, una medida que podría impactar en “bajar su consumo y reducir la obesidad, la diabetes tipo 2 y el daño dental”. En el informe “Políticas fiscales para la dieta y la prevención de enfermedades no transmisibles”, el organismo advirtió que en los últimos años la epidemia global de obesidad avanzó y que el consumo de bebidas azucaradas tiene incidencia directa. “Si los gobiernos aplican impuestos a productos como las bebidas azucaradas, pueden reducir el sufrimiento y salvar vidas. También pueden bajar los costos de la salud pública e incrementar los fondos para invertir en servicios de salud”, explicó el director del Departamento para la Prevención de Enfermedades no transmisibles de la entidad, Douglas Bettcher.

La organización define como azúcares libres a los monosacáridos (como la glucosa o la fructosa) y los disacáridos (como la sacarosa, el azúcar común) “añadidos a comidas y bebidas por quien las manufactura, cocina o por el consumidor, y los azúcares presentes naturalmente en miel, jarabes, jugos de fruta y jugos de fruta concentrados”. Aplicar impuestos sobre las bebidas azucaradas, cree la entidad, tendría impacto directo en su consumo –en una cantidad directamente proporcional al aumento de la carga fiscal que propone, el 20 por ciento–, y derivaría en una disminución de la ingesta de azúcares libres y calorías promedio, una mejor nutrición y “menos gente sufriendo sobrepeso, obesidad, diabetes y daño dental”.

“Una lata de refresco contiene 40 gramos de azúcar libre o lo que equivale a 10 cucharitas de té”, señaló la OMS. Esto significa que con una sola de estas bebidas un adulto ya consume el máximo recomendado de la ingesta diaria de azúcar y el doble de los 20 gramos diarios que la OMS considera saludable. De todos modos, un experto del Departamento de Nutrición para Salud y Desarrollo de la entidad, Francesco Branca, añadió, además, que “nutricionalmente, las personas no necesitan azúcar en su dieta”.

Según el informe, en el mundo una de cada tres personas tiene sobrepeso, una situación en la que se encuentran 42 millones de niños menores de cinco años, once millones más que en el año 2000. El 11 por ciento de los hombres y el 15 por ciento de las mujeres de la población mundial son considerados obesos. Además, en los últimos treinta años, la cantidad de afectados por diabetes 2 se cuadriplicó: 400 millones de adultos padecen esta enfermedad

“Las bebidas azucaradas son muy fáciles de consumir y se han convertido en un producto muy accesible”, dijo el especialista Branca. De la mano de esas bebidas, el consumo de azúcar “no se está reduciendo y en algunas partes del mundo incluso está aumentando”. Además “mientras en Estados Unidos vemos cierta reducción en la ingesta de calorías, en los últimos cinco años observamos el movimiento inverso en Latinoamérica”, observó Branca.

El responsable del informe, Temo Waqanivalu, señaló que la propuesta es que los gobiernos incremente los impuestos a todas las bebidas azucaradas, incluyendo a jugos de frutas, bebidas energéticas, bebidas para desayunos y leches saborizadas. “Sabemos que aplicar impuestos a las bebidas azucaradas es una medida muy efectiva para reducir su consumo, lo que contribuye a la reducción de la obesidad y a prevenir la diabetes”, ratificó Waqanivalu. Para demostrarlo, el especialista puso de ejemplo a México, cuyo gobierno implementó en 2014 una tasa especial a estas bebidas, lo que incrementó el 10 por ciento el precio final del producto y logró frenar el incremento del consumo. A fines de ese mismo año, en promedio la compra de esas bebidas había descendido un 6 por ciento, y un 17 por ciento entre los sectores de menores recursos.