CONTRATAPA
Memorias del desarrollo
Por Eduardo Pavlovsky
En un país desarrollado como España “los ladrones desvalijaron una casa cada seis minutos en el primer semestre del 2002” (El País 29/10).
La comunidad valenciana con 12.000 hurtos es la más afectada en los robos y saqueos de domicilios. En total fueron 39.846 las casas robadas desde el 1º de enero hasta el 30 de junio del 2002. Alicante y Valencia registran las cifras más espectaculares (5629 y 4379 robos respectivamente). Ambas superan a Madrid y Barcelona. Son cifras del Ministerio del Interior de nuestra madre patria. El ministro del Interior no trata de interpretar las cifras, remite los datos a la policía y sólo se limita a recordar que tanto en Valencia como en Alicante se ha puesto en marcha el plan Focus, que es un plan especial de lucha contra la delincuencia diseñado desde el ministerio.
El plan Focus, que refuerza la presencia policial en los focos de mayor delincuencia, comenzó a funcionar sin mayores resultados.
El presidente José María Aznar anunció el plan de lucha contra la delincuencia en el último debate sobre el estado de la nación en junio pasado y se puso en marcha en septiembre. Las más importantes medidas son la oferta de 20.000 plazas para agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad, juicios rápidos, el endurecimiento del cumplimiento de las penas de prisión y la reforma de la Ley de Extranjería para obligar a la expulsión de extranjeros condenados a penas inferiores a 6 años. Es una rápida respuesta al aumento sostenido de la delincuencia, que creció un 11 por ciento en el año 2001 y otro 5 por ciento hasta mayo de este año.
Algunos adjudican (Sindicato de Unión Federal de Policía) el desmesurado aumento de la delincuencia al descenso de las inversiones en las dotaciones policiales. A mayor inversión en los métodos represivos suponen menos aumento de la delincuencia.
La miseria en el mundo de Pierre Bourdieu, Las cárceles de la miseria (de Loic. J. D. Wacquant) y entre nosotros la producción del penalista Elías Neuman sugieren la posibilidad de que el capitalismo engendra corrupción y miseria en sectores amplios de la población y que la penalización de la miseria parece ser la norma impuesta en las conductas represivas en Francia y España.
En EE.UU. se ha creado el negocio de las cárceles, habitadas en un 80 por ciento por negros pobres. No es un dato aislado. Los varones negros jóvenes de Harlem tienen una probabilidad de sufrir muerte violenta superior a la de los soldados enviados al frente en el punto culminante de la guerra de Vietnam. La miseria de este enclave racial vaciado de toda actividad económica es aplastante y el Estado, con la excepción de sus componentes represivos, virtualmente se ha retirado (Pierre Bourdieu: La miseria del mundo).
Incluso Wacquant ha descripto el fenómeno del hustler –especie de psicópata profesional apoyado por sus familias en sus crímenes y hurtos diarios– que ha estudiado en el gheto de Chicago. Tener un hustler en estas familias desamparadas por el Estado es motivo de orgullo. Es un criminal que trae dinero del narcotráfico y lo reparte en toda la familia y amigos. No debieran clasificárselos –dice Bourdieu– como una patología individual, ni como una estrategia heroica de “resistencia” al sistema, sino como una táctica económica de autopreservación y sobrevivencia. El vaciamiento del Estado en el gheto de Chicago produce los hustler. Es una producción de subjetividad producto del vaciamiento.
La problemática social de exclusión, los fenómenos de delincuencia, las tácticas represivas, la criminalización de la miseria, las cárceles como depósito de los excluidos, el subdesarrollo de los recursos humanos de las poblaciones marginales en el primer mundo son fenómenos de alto nivel de complejidad y así merecen abordarse.
Por eso el presidente español no logrará disminuir la escalofriante estadística de los robos en España con el aumento de la represión policial y reformas a la Ley de Extranjería. Por lo menos no lo está logrando. La complejidad de estos fenómenos forma parte de lo que denomino Memorias del desarrollo. A no olvidarlo.