Sábado, 15 de enero de 2011 | Hoy
Por Osvaldo Bayer
Desde Bonn, Alemania
Tristeza e indignación. Dos palabras que expresan los sentimientos que me invadieron al recibir la noticia y la documentación respectiva. A la avenida Agustín Tosco, de Córdoba, le van a cambiar el nombre por Juan Bautista Bustos. Al mejor de todos de nuestra generación, al ejemplo de lucha por la dignidad, a quien sufrió cárceles, persecuciones, amenazas y nunca retrocedió, a quien fue un ejemplo de honradez y sencillez, justo a él, los representantes del pueblo cordobés le niegan que sea recordado su nombre en una calle de esa ciudad. A él, protagonista de una historia heroica contra dictaduras e injusticias sociales. Su protagonismo en el Cordobazo ya lo dice todo, cuando un pueblo se levantó contra una despreciable dictadura militar, sus documentos sindicales, sus discursos obreros plenos de grandezas, coraje civil y sentido de la solidaridad. Su sabia resistencia ética en las largas cárceles sufridas y la más que vergonzosa persecución sufrida durante el gobierno de Isabel Perón-López Rega cuando ya se encontraba enfermo y no pudo ser internado en ningún hospital o sanatorio porque era sabido que allí lo irían a buscar las siniestras Tres A.
Lo recordamos siempre, al frente –en primera fila dando la cara– en las largas marchas por las calles de la protesta, vestido humildemente con su “overol” de mecánico. Recuerdo su debate con Vandor, en el congreso de la CGT de 1956, donde el joven Tosco barrió con palabras simples el enredado discurso del burócrata. Y fue cuando se consagró como el ser antiburocrático y fiel a las luchas obreras por la justicia social. Que luego iba a culminar con aquel encuentro televisivo con Rucci ya poco antes de la llegada de la desaparición como método de dominio. Allí Tosco dejó al desnudo a la burocracia de los que dirigían en ese momento al movimiento obrero.
Pero en ese momento, por pura honestidad, este héroe del pueblo firmaba definitivamente su condena a muerte. Tosco.
Por eso nos alegramos y sentimos entrar en un país nuevo cuando, en el 2006, el cuerpo de concejales de la ciudad de Córdoba votó por unanimidad, vuelvo a decir, por unanimidad –con sólo un concejal que se abstuvo pero no votó en contra– el nombre de Agusín Tosco, ese héroe del pueblo, para la avenida de Circunvalación de la ciudad de Córdoba, acceso de la autopista Córdoba-Rosario.
Y justo ahora, a cuatro años de esa resolución viene la otra noticia. La del puñal por la espalda. La proposición para que el cambio de nombre de Tosco por el de Juan Bautista Bustos se tratara sobre tablas la hizo el diputado provincial Daniel Passerini, un nombre para recordar. Es decir, para que el tema no comenzara a discutirse y se enterara la opinión pública, propuso que se votara enseguida. Además, propuso el nombre de Bustos, que es una especie de San Martín para los cordobeses, hombre que actuó en las luchas entre unitarios y federales. Pero los que pidieron borrarlo a Tosco pasaron por alto que Bustos ya tiene un monumento impresionante en el Parque Sarmiento, otro monumento en la Avenida Ejército Argentino, y lleva su nombre una calle cordobesa, además de un pasaje y un barrio. Pero claro, para borrarlo a Tosco había que poner a alguien indiscutible para los cordobeses. El diputado Passerini sostuvo como base que el nombre de Tosco por el Concejo Deliberante no valía porque esa comuna no tiene competencia sobre esa avenida ya que se trata de una ruta nacional. Es decir, una razón burocrática, nada más.
Se opusieron al cambio y defendieron a Tosco tres diputados: Birri, Coria y Liliana Olivero. Todos los demás, oficialistas y opositores votaron en contra de Agustín Tosco. Claro, el lector se preguntará: ¿cómo es posible si los representantes de esos mismos partidos habían votado a favor en el Concejo Deliberante? ¿De dónde vino la orden? ¿O es que comenzaron a tener temor de que el nombre de Tosco influya en el pueblo cordobés en el futuro?
Pero lo que no esperaban los señores diputados provinciales es que los dos hijos de Agustín Tosco pusieran todo el coraje civil necesario para denunciar esta vil jugarreta de política sucia: Malvina Tosco y Héctor Agustín Tosco hicieron una presentación ante la Justicia. Esa presentación vale editarla y repartirla en todo el país. La redactó la abogada Mabel Sessa y tiene no sólo un valor jurídico indiscutible, sino también una base ética que avergonzará para siempre a quienes votaron por el cambio de nombre.
En esa presentación, los hijos sostienen que no sólo se había “atacado el honor y la memoria de Agustín Tosco sino también la dignidad de sus familiares”. Señala el escrito presentado: “Designar con el nombre de nuestro padre a la avenida de Circunvalación fue un reconocimiento que nos llenó de orgullo por el valorar su lucha en favor de los trabajadores, la democracia y los derechos humanos, pese a las persecuciones y encarcelamientos sufridos, nunca claudicó en pos de una sociedad más justa y equitativa. Designar una avenida con su nombre –la única en Córdoba– se convirtió en un patrimonio público que se arraigó desde el 2006, respaldando nuestra identidad y la de los cordobeses”.
La pregunta que queda sin respuesta es: por qué con tanta premura la legislatura borró el nombre de Tosco de esa avenida. No da los motivos, sólo se basa en una falsa interpretación de que los representantes municipales no tenían derecho a dar ese nombre a esa avenida, pero en el escrito de sus hijos se demuestra que este argumento es falso y que los que no tienen ningún derecho a cambiar el nombre de una calle, que es parte de una ruta nacional en una ciudad, son los representantes de la provincia. Y aquí, el escrito de los hijos demuestra cómo otras calles –como la llamada Gobernador Amadeo Sabattini– que es parte de una ruta nacional, fue así nombrada por el Concejo Deliberante.
Desde ya invito al diputado Daniel Passerini a tener una polémica pública en la ciudad de Córdoba acerca de la figura de Tosco y si es suficiente, para tapar su nombre, basarse en razones burocráticas de mandato o no. ¿A quién le disgustó el nombre de Tosco? ¿Por qué todo se hizo en forma subrepticia y no se informó por qué los representantes oficialistas y de la oposición cambiaron su opinión del día a la noche? Realmente, algo patético.
Además, no tienen respuesta los “innovadores” cuando se demuestra que jamás intervino la Legislatura contra resoluciones de la Municipalidad de Córdoba cuando dio nombre a calles continuadoras de rutas nacionales. Sólo en el caso de Tosco.
En resumen, la presentación ante la Justicia de la abogada Mabel Sessa es un lujo en materia de Derecho. Este episodio va a quedar en la biografía de Agustín Tosco como un galón más a su lucha sin cuartel por más dignidad. Cómo se trata de combatir su memoria con agachadas burocráticas.
Son realidades que debemos tener en cuenta. Y sacarlas a la luz para el debate.
Otro hecho doloroso que ha llegado aquí a Europa, donde existen una serie de organizaciones que debaten sobre los problemas de los pueblos originarios de sus antiguas colonias, es el de los Qom en la Formosa argentina. Los hechos ocurrido en La Primavera no tienen ninguna explicación racional. Que los Qom no tengan título de propiedad sobre las tierras que habitan durante siglos es un argumento que no tiene ningún justificativo para echarlos a tiros. Ya en 1800, el sabio alemán Alexander von Humboldt describió con enorme admiración que los naturales latinoamericanos no tienen noción de la palabra “propiedad” y que todo para ellos era comunitario. Hay que partir de esa base.
Basta de mirar para otro lado en el caso de nuestros pueblos originarios. Están allí, ahora, en el centro de Buenos Aires aguardando justicia. Hay que darles la mano y devolverles lo que es de su naturaleza desde hace siglos. El papelito firmado por algún funcionario que eso pertenece al terrateniente Fulano de Tal no tiene ningún valor moral. Aprendamos a defender la vida y no la propiedad.
Por eso el regreso de Tosco y el abrazo a los auténticos hijos de la tierra.
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