CONTRATAPA
¿Alpargatas sí?
Por Enrique Medina
Mientras caminan por la peatonal Florida, Celina y Maru discurren encimando parlamentos. No termina una el concepto cuando la idea de la otra gana el primer plano. Pero así y todo se escuchan. Se conocen hace tanto tiempo que no es necesario completar el párrafo para entenderse. Abrir la boca y emitir dos palabras ya es suficiente. Pero como son docentes se ven en la necesidad de cumplir con la convención: sujetopredicado, aun ahora camino a una reunión en la que las palabras “huelga” y “paro” no dejan de ser convulsivas para ellas.
–Mirá a ese pobre tipo vendiendo bebés de plástico. Bebés de plástico... eso es lo que somos –se fastidia Maru.
–Pobre de nosotras, maestras...
–No te devalúes, sos directora...
–Un país tan rico...
–Celi, te estás volviendo esclerótica, no jodás... Hoy lo nuestro es otra cosa; mirá, nos ganaron de mano.
Maru se refiere a las colegas que ya están en la hamburguesería. Y entran y se saludan y ya están reunidas, pero no con el mismo espíritu, por eso Celina aceptó la neutralidad de una tarde de sol en lugar del olor a encierro de la sala de maestros del colegio. Puchos, empanadas, un cuarto de pollo a la portuguesa, gaseosas, cafés. Murmullos por la presencia de la Dire, críticas, miradas de arriba abajo, una que lamenta haber engordado en las vacaciones, otra que dice que las maestras somos una raza aparte, que todas parecemos millonarias. Europa, Caribe, Miami, autos cero km, pero todas lloramos miserias. Y llega la gorda Inés:
–¡Hola chicas!...
–¿Volviste?...
–Sí, pero mejor no te cuento, con la situación que vivimos, ¿así que van a hacer un recorte del 20 por ciento con la opción de no cobrar nunca más el aguinaldo? Maravilloso. Cada vez cierran más colegios, más librerías. Les conviene rajarnos y tomar jóvenes por monedas. Hasta las clases particulares se pincharon: antes cobraba $ 20, $ 25, ahora pido $ 8 y es mucho. Celina pide atención y habla:
–¡Chicas!, el año se presenta durísimo. En los privados dan becas, descuentos, facilidades de pago y hasta aceptan el trueque, las madres se ofrecen para limpiar la escuela o hacer trámites. Día a día hay más padres desocupados. No pagan cooperadora, menos van a comprar libros. Así que hablemos de libros: Sí, se les puede sugerir un libro de texto, no más... Para fotocopias se pedirá $ 2 por el año. Esta es la clave: nada de pedir, sólo sugerir; esto debe quedar asentado en el acta de la reunión de padres. Y nada de demostrar sentimientos ni bajar línea frente al alumnado. Y ojo, otra cosa: los libros que traigan las editoriales para promoción son para la escuela, ojito, y nada de que ustedes les den sus datos, eh, nada de encontrarse en bares con los promotores para garronearse libros, eh, todo se sabe. Y ni hablar de la editorial con la que ya tuvimos problemas, eh..., es zurda, no quiero problemas con los padres...
Se habla de un posible paro y Celina se lava las manos diciendo que no tiene más remedio que poner las faltas y que pierden el “presentismo”, no sean tontas, ya saben que el Estatuto se va a los caños... Interviene Gladis, la rebelde, y dice que el dólar y los empresarios y los comerciantes le hacen pito catalán al presidente y que la Corte Suprema, los senadores y los diputados con tal de no bajarse los sueldos prefieren que el país desaparezca y que el economista mundial que nos aconsejó ser administrados por organismos extranjeros no deja de tener razón y por lo tanto habrá que hacer otra carpa blanca, y que un “mierdazo docente” no estaría nada mal... Celina le interrumpe la arenga con: no se olviden quelas maestras de séptimo van a tener que hacer cursos de computación porque el Gobierno de la Ciudad prometió poner computadoras en todos los séptimos para una mejor interacción entre docente-alumno y los contenidos curriculares. Maru deja de escuchar, ríe por dentro, mira la calle con su corte de milagros y fuma, algo prohibido en el colegio.
En la calle un anciano se detiene ante el kiosco que oferta diarios de otras épocas a $ 12. El diario se llama Democracia y en la tapa (28-I1949) en título catástrofe se rescata una frase de un discurso del presidente de ese entonces: Perón: “Lo que se avanza en el terreno social, no se retrocede jamás”. Celina eleva la voz. Maru vuelve a prestar atención a la reunión que las convoca, y escucha: “Así que chicas, ya saben, repito: libros no..