CONTRATAPA

Empoderados

 Por Martina Miravalles *

“Control poblacional” respondió la jovencita con cámara al hombro, braquets y chaleco de la Policía Federal Argentina cuando le pregunté de qué se trataba el despliegue de efectivos con cámaras filmadoras en la Terminal de Retiro el viernes 22 de julio a las 15.40.

A pocos metros de donde estaba, un nutrido grupo de efectivos (¿?) rodeaba un jovencito –de evidente clase media capitalina–. Me acerco como me he propuesto hacer cada vez que las fuerzas de seguridad (¿?) abordan a alguien sin motivo aparente, más aún si es joven y pregunto qué es lo que sucede. Desconcertados primero, pero reaccionando con el automatismo del subalterno me contestan: encontraron droga. En medio del círculo de por lo menos ocho movilizados yacía una cajita de lata (del tamaño de las viejas cajitas de fósforos) con medio porro y una mínima cantidad de marihuana. Otra mujer se acerca y juntas preguntamos afirmando que esa hierba para evidente consumo personal no era delito... Nos responde el jefe del grupo que sí lo es, reza el número de la ley e informa que no se lo detiene, solo se le realiza un acta y queda a disposición del juzgado XX. Le digo, como para que escuchen las ovejas humanas de alrededor que pastan indolentes el suceso “en vivo”, que mejor sería que persigan a los que venden y trafican y asesinan; que era una vergüenza movilizar semejante cantidad de efectivos (¿?) alrededor de medio porro mientras hay lugares que lo necesitan y no tienen vigilancia alguna. Por suerte mi anónima compañera evitaba que me sintiera infelizmente sola ya que las solas éramos dos.

Antes de subir al micro para Mar del Plata a pasar un par de días relajados en familia... la sensación del pibe que seguía demorado y podría ser mi hijo, un hijo, me obliga. Me acerco de nuevo, le toco el brazo y le pregunto si necesita algo, ante lo que el desagradable a cargo me grita que no me meta que están trabajando... Habilitada entonces para gritar, le aclaro que me meto por ciudadana y porque lo que están haciendo es un circo vergonzoso (ya eran dos las cámaras filmando el ejemplar operativo contra el delito organizado constatado en forma de medio porro en mini cajita); que se dedicaran a perseguir a la trata y los narcos que seguro que los “adornan” para que se entretengan ahí mientras los verdaderos criminales actúan a gusto. Corte.

Subo al micro pensando que para relax esto empieza movido. El irresistible vaivén me duerme. A los 20 minutos me despierto y confirmo que no fue un sueño molesto. Que es cierto, que ahora forma parte de la cotidianeidad –donde antes no lo formaba– el “control poblacional”, especialmente si se trata de sospechosos de juventud o de madres pornógrafas que amamantan a la vista, obviamente, de quien mira. Mientras tanto es un deber no naturalizar, superar el miedo y meterse ante cada situación de posible abuso. De los contrario “los empoderados” mal que nos pese –y pese a consignas voluntaristas– son ellos.

* Socióloga.

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