Martes, 27 de junio de 2006 | Hoy
CONTRATAPA › CARTAS
El fin de semana tuve la posibilidad de mirar mucha TV, especialmente todo aquello relacionado con el Mundial. Realmente (salvo contadas excepciones) sentí una profunda sensación de asco ante el triunfalismo y exitismo de nuestros “periodistas” (que Dios me perdone por ponerle el mismo título que usaban Arlt, Walsh, Briante, etc.).
De alguna manera, me sentí en el recordado “estamos ganando” de la guerra del ’82... Sí, esa que perdimos mientras mirábamos los partidos de otro Mundial... ¿se acuerdan?
Traigo a colación lo de ese periodismo (vuelvo a pedir perdón por llamarlos así), porque una vez el actor Darío Grandinetti dijo en un programa de TV sobre los periodistas de chimentos: “Si hoy hubiese una dictadura, serían, sin lugar a dudas, delatores...”. Me impactó lo que dijo y acordé profundamente. Siento que a la mayoría de los pseudoperiodistas deportivos les cabría el mismo honor. Pero peor que eso es sentir que esos mismos delatores son los que monopolizan el rating, haciendo la argentina mofa de aquel que no entiende español, pegando stickers que dicen “brasuca gonca” y demás repertorios de nuestra manera de ser... Nosotros como telespectadores llenamos de rating a esa escoria. Quizá lo que más duele es que quizá no somos diferentes a ellos...
¿Qué tiene que ver con los delatores y genocidas? No lo sé sinceramente, quizá suene exagerado, pero me huelen a eso, qué quieren que les diga... periodistas fachos, exitistas, nacionalistoides, machistas, homofóbicos... siempre reproduciendo lo más pelotudo de una mentalidad nacional atrofiada... están en Alemania (me acuerdo de Lutero, el Medioevo, Marx, Goethe, Kant, las guerras mundiales, el nazismo, el comunismo, etc.) y lo único que nos muestran es cómo se alcoholizan los alemanes. Realmente, no merecemos ser el reservorio mundial de la oligofrenia.
En definitiva, quería compartir este sentimiento de asco que depara a veces nuestro ser argentino. Pero también, para que esto no termine en una mera (y remanida) crítica, también vuelvo a renovar el orgullo de que nuestro DT sea también argentino. Siento por Pekerman una afinidad espiritual y moral (al igual que por Bielsa), de esa que se siente cuando uno ve a una persona que se encuentra ética y profesionalmente a años luz de nuestra mediocridad promedio. Quiero que a la Argentina le siga yendo bien en el Mundial, pero más lo quiero por gente como Pekerman, esa que nos hace falta tanto.
Gustavo López
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