CULTURA
La mentira en la prensa, un debate de nariz larga
En el encuentro del C. C. San Martín, un grupo de periodistas discutió un tema candente.
Por Mariano Blejman
Las noticias inventadas, los testimonios apasionantes que nadie puede chequear, la fuente que confiesa lo incontrastable, fueron noticia cada vez con más frecuencia, producto de las presiones que llevan a los periodistas a usar su imaginación para contar lo que sucede. O lo que no sucede. Amparados en el ansia de aparecer, dejan su rigor para convertirse en escritores de ficción veraz. Desde el escándalo ocurrido en el prestigioso New York Times, cuando el periodista Jayson Blair confesó haber tergiversado testimonios (escándalo que se llevó puesta a la plana editorial del periódico), hasta el argentino Jorge Zicolillo, que fraguó haber estado en la guerra de Irak para hacer de corresponsal en los primeros números de TXT, el periodismo está lleno de estos casos. Ese fue el tema de “La mentira en el periodismo”, el martes en la sala F del C. C. San Martín, donde participaron los periodistas Carlos Ulanovsky (de La Red), Marcelo Moreno (Clarín), Susana Viau (Página/12), María O’Donnell (TXT) y León Piasek, abogado de UTPBA. El encuentro fue organizado por la Asociación Civil Comunicar, una entidad integrada por periodistas vinculada a la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión (AUNO), proveniente de los estudiantes de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Lo que ayer se preguntaba el panel, coordinado con cierta ironía por Ulanovsky, era el motivo profundo de Blair, quien fabricó declaraciones durante seis meses, inventó escenas y redactó noticias desde donde nunca había estado. Quien analizó el caso fue Moreno, que contó que Blair escribía sobre el francotirador de Washington estando en Nueva York, lo que afectó la credibilidad del diario más influyente del planeta. Hay algunas coincidencias con el caso argentino. Fue también The New York Times el que avisó a sus lectores del engaño antes de ser conocido. Un intento de lavada de cara, de antemano. El texto con el cual el diario contó lo que había sucedido fue titulado “El reportero del Times que renunció deja un largo rastro de engaños”.
Jayson Blair, afroamericano de 27 años, mintió aparentando enviar noticias desde Maryland, desde Texas y otros estados, cuando estaba en Nueva York. Su estrategia consistía en elegir periódicos y agencias de noticias y seleccionar fotografías para crear la impresión de que había estado en el lugar de los hechos. Recién para el final de octubre de 2002, algunos periodistas comenzaron a desconfiar de sus informaciones. Para noviembre, la investigación había encontrado que fabricaba las citas y las escenas. Blair escribió más de 600 artículos en cuatro años, en los cuales se detectaron más de 40 fraudes.
O’Donnell contó su extrañeza ante el caso de Zicolillo. La sorpresa de O’Donnell era que la denuncia en la revista no había sido bien aceptada, sino considerada vista como un problema para el redactor, quien no conseguiría otra vez trabajo. TXT demandó a Zicolillo por “tentativa de estafa”. O’Donnell se refirió a que “uno cree en la buena fe de los periodistas” y que no puede estar chequeando todo el tiempo todo. El debate contempló las diferencias entre mentir u ocultar, si las cámaras ocultas pueden hacerlo, y giró sobre el caso de las chicas que saltaron del auto del remisero que supuestamente las quiso violar, algo que algunos medios cubrieron erróneamente. Viau confesó que a veces era necesario inventar, para ocultar una fuente o bien como mentira piadosa. Como ejemplo, contó el caso de una niña que le había preguntado a su madre si era linda y su madre le contestó: “No sé si linda, pero sos atractiva”.