ESPECTáCULOS
Una comedia romántica que recicla a las de Rock Hudson y Doris Day
“Abajo el amor” hace de Ewan McGregor y Renée Zellwegger los nuevos tórtolos del siglo XXI, en una película que reivindica la superficie rosada del Hollywood ingenuo de los primeros años ‘60.
Por Martín Pérez
Abajo el amor. Con una enorme flecha blanca que apunta contra un pequeño corazón destrozado, sobre un fondo convenientemente rosado. Ese es el título y ése es el diseño de portada del libro de una chica del campo llamada Barbara Novak. Pero que no es tan del campo como parece, ya que su libro de no ficción propone que las mujeres dejen de lado el amor para pasar así a conquistar un lugar en el mundo equivalente al de los hombres. Toda una revolución si se tiene en cuenta que lo dice en un mundo que apenas si ha pisado la década del sesenta, y en el que aún reinan los sombreros, tanto para los hombres como para las mujeres. Un mundo en el que un periodista como Catcher Block, una mezcla de Hugh Hefner con James Bond, puede ser el soltero más codiciado de Nueva York. Hasta que, por supuesto, Novak llega con su libro bajo el brazo, lucha por él, y finalmente triunfa. Y allí es donde una película como Abajo el amor no hace más que comenzar.
Ambientada en aquella época en la que aún no se fumaba con los dedos en V sino que se bebían cocteles aceituna en mano, Down with Love es una película que remeda en todos sus detalles aquellas históricas comedias de Rock Hudson y Doris Day. Incluso a la hora de centrarse en una liviana guerra de los sexos. Una sorda batalla entre un galán tan incorregible como irresistible y una mujer que se ha convertido en tan famosa como la píldora. El es Ewan Mcgregor y ella es Renée Zellweger, ambos aún muy frescos en el recuerdo del público cinematográfico como los protagonistas de éxitos como Moulin Rouge y Chicago. Con similar aliento cómplice y festivo, en Abajo el amor ambas estrellas adoptan los papeles de seductor y seducida, travestidos en seducido y seductora por obra y gracia del inefable periodista que hay en Catcher Block. Que se disfrazará de ingenuo caballero para demostrar que detrás de la obligada ideóloga del sexo “a-la-carta” femenino hay una mujer como cualquier otra. “Que sólo quiere enamorarse y casarse”, según supone el cazador devenido en presa.
Así como Todd Haynes revivió el melodrama de los cincuenta en su película Lejos del paraíso, Payton Reed pretende hacer aquí lo propio con las comedias blancas de la época. Y juega con sus actores, enfrentándolos con diferentes versiones de una misma canción –una de Frank Sinatra, otra de Astrud Gilberto– o llega incluso al extremo de llevarlos a un activo encuentro sexual en pantalla gracias al recurso de la pantalla dividida. Pero no va mucho más allá. Porque allí donde Haynes profundizó en la lógica de su modelo estilístico, lo único que parece capaz de hacer Reed con el suyo es vaciarlo. Más allá de todo el dulce que regalan los colores y la época que ocupan dos actores tan contemporáneos como pueden serlo justamente Zellwegger o McGregor, Down with Love es una comedia romántica con el gran problema de no lograr –ni por un momento, siquiera– creer en sí misma. Y en la que, para colmo, jamás asoma nada cercano a un subtexto como el que encerraban aquellas comedias protagonizadas por el gay más secreto de Hollywood y la virgen más impoluta de su época, producidas de la manera más integrada posible justo cuando comenzaba a asomar el apocalipsis de toda una manera de ver el mundo. Por el contrario, Abajo el amor es apenas un juego cómplice de disfraces, de músicas, de escenarios, de seducción de otra época. Pero un juego vacío, como una piñata sin premio o un alfajor sin dulce en el medio. Porque Abajo el amor juega a decir que todo tiempo pasado fue mejor. Pero sólo por la imposibilidad de ver, a la distancia, realmente qué era lo que sucedía allí.