CULTURA › ESTA NOCHE COMIENZA A VENDERSE EL NUEVO “HARRY POTTER”
Haciendo cola para buscar al mago
Por primera vez desde el inicio de la saga, varias librerías abrirán hoy a las 24 para vender Harry Potter y la orden del Fénix, quinto volumen de una serie que sigue produciendo cifras para el asombro. Otra vez, el éxito de J. K. Rowling dispara discusiones: ¿Es literatura o simple marketing?
Por Silvina Friera
Al personaje más visible de la cruzada contra Harry, el crítico literario Harold Bloom, le daría un severo dolor de cabeza si escuchara los rumores que circulan por estas latitudes: el quinto tomo de la saga del aprendiz de mago más famoso del mundo, Harry Potter y la orden del Fénix, según dicen, es el libro más esperado de la historia de la literatura. El fenómeno desatado por ese niño huérfano, especie de Cenicienta moderna torturada por su familia postiza (los tíos Dursleys), cosecha fanáticos por doquier –entre ellos niños y adolescentes que por primera vez en su vida leyeron un libro completo–, pero también un puñado de detractores. Como todo fenómeno, no exento de una estratégica maquinaria de marketing, las cifras generan perplejidad, pero también deberían invitar al debate. ¿Se puede subestimar a 250 millones de lectores o más? Para Bloom sí; se equivocan, leen mala literatura, hecha sin imaginación y repleta de clisés. Como todo fenómeno inscripto bajo el rótulo confuso de best seller, el libro que más vende se supone que funciona como la comida chatarra. Llega rápidamente a millones de estómagos, pero los sibaritas del arte culinario la descalifican. La metáfora gastronómica deviene en lingüística por un sencillo procedimiento de suplantación de “comida” por “literatura”.
Los devotos argentinos, lejos de plantearse si es o no literatura, ya reservaron el quinto volumen y esperan la hora señalada para revelar los misterios que genera el hermetismo de la británica J. K. Rowling respecto de sus libros. Hoy a las 24, por primera vez, varias librerías abrirán sus puertas para vender Harry Potter y la orden del Fénix, distribuido por la editorial Planeta. La tirada inicial es de 70.000 ejemplares: 60.000 en tapa blanda (a $ 39,90) y 10.000 de tapa dura ($ 49,90). Ante la demanda anticipada –reservas en librerías y pedidos de las grandes cadenas y libreros a Planeta–, la editorial agregará, en principio, 40.000 ejemplares más, que llegarán en los próximos meses de España, donde se fabricó el libro por dos razones: sólo allí se conseguía el papel ecológico exigido por Rowling, y ese país garantizaba el secreto de la tapa y la foto. Esta noche, entonces, en las librerías Ross (de Rosario), La boutique del libro (Unicenter), Cúspide (Recoleta), Ateneo Gran Splendid y Capítulo 2 (Alto Palermo) y los locales Musimundo se conocerá la portada del libro, qué sucederá con el aprendiz de mago ahora adolescente, cómo será su año en Hogwarts, qué nuevas intrigas provocará el villano Voldemort, cómo se comportará la inteligente pero insoportable Hermione, qué personaje muy querido por Harry morirá y cuántos partidos de quidditch habrá en las 896 páginas que tiene este volumen.
La editorial Planeta tuvo que hacer magia, o algo parecido. A principios de febrero llegaron los 70.000 ejemplares al puerto de Buenos Aires con un planificado operativo de seguridad: el cargamento fue desviado hacia un lugar desconocido y no al habitual depósito en San Justo. Tanto recelo se debe a que la escritora mejor paga de la historia demandó por 100 millones de dólares al Daily News, que cometió la imprudencia de filtrar datos sobre lo que ocurriría en el quinto libro, que salió en inglés el 21 de junio de 2003. La escritora viva más vendida del planeta sólo autorizó a difundir una frase de Dumbledore, el director de Hogwarts: “Harry, ahora voy a contártelo todo”. Página/12 consultó a escritores y especialistas en literatura infantil y juvenil con el propósito de discernir las aristas de un fenómeno complejo que, antes de rechazarlo sin apelaciones, necesita ser repensado. Algunos prefirieron no opinar porque no leyeron la saga; otros optaron por el silencio. Bruno Bettelheim (1903-1990), el autor de Psicoanálisis de los cuentos de hadas, uno de los psiquiatras y psicólogos infantiles más influyentes del siglo XX, citaba una frase del escritor Charles Dickens: “Caperucita Roja fue mi primer amor. Tenía la sensación de que, si me hubiera casado con Caperucita Roja, habría conocido la felicidad completa”. Probablemente, miles de adultos dirán algo similar de Harry Potter en unos años.
“Tengo bien claro que no es el mejor libro de literatura para niños, pero el sábado voy a estar leyendo el quinto libro con mucho placer”, comenta el escritor Antonio Santa Ana, editor de literatura infantil y juvenil de la editorial Norma. “Los libros de Rowling recuperaron la magia y la aventura, que son los grandes tópicos de la literatura infantil. ¿Quién inventó algo importante en el último siglo? Nadie. Rowling, que mezcla elementos de Charles Dickens, Arthur Conald Doyle y Michael Ende, pegó fuerte en Gran Bretaña porque la literatura inglesa de fines de los ‘90 era muy realista y descarnada, bastante deprimente. De los fenómenos masivos para niños, Harry es el mejor, sin duda. Sólo es derrotado si lo comparamos con Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll”, pondera el autor de Los ojos del perro siberiano. “Los que critican la obra por el contenido y las formas le achacan a la autora no haber escrito el Ulises de la literatura infantil”, se queja Santa Ana, defensor de Potter de la primera hora. “Soy fanático del libro en la medida en que habilita la discusión acerca de por qué los chicos leen determinados libros, por qué los adultos fracasamos tratando de imponerles textos que nosotros consideramos de calidad, mientras el chico, cuando trata de leer lo que le recomendamos, no puede pasar de la cuarta línea. Harry brinda oportunidades de lecturas, es un puente que arrima a millones de chicos hacia la literatura, en un momento donde los que escribimos literatura infantil protestamos porque los pibes no leen.”
La escritora Adela Basch admite que la orfandad de Harry, los misterios que rodean sus primeros tiempos de vida y cierta burla al establishment adulto son algunos de los ingredientes que atrapan a los lectores. “Es muy difícil, casi imposible, escindir el marketing del contenido de una historia. Desde mi perspectiva, si no existieran en ciertos ámbitos el marketing y el afán de vender y ganar dinero como valor supremo, posiblemente Harry Potter hubiera sido sólo un libro más y no sé si hubiera llegado a ser una saga o si hubiera pasado de uno o dos títulos”, plantea la autora de Abran cancha que aquí viene Don Quijote de la Mancha, Saber de las galaxias y otros cuentos y Había una vez un libro, entre otros. “Hay libros excelentes que podrían venderse más si contaran con ese andamiaje publicitario. Los días del venado y Los días de la sombra, de la escritora mendocina Liliana Bodoc, son muy buenos libros, pero están lejos de alcanzar esas cifras y no sé si fueron traducidos a otras lenguas, aunque lo merecen”, subraya Basch, que no cree que la propuesta de Rowling pueda entenderse como un regreso a las fuentes de la literatura clásica, al héroe que crece, aprende y se transforma. “Su presunto crecimiento, aprendizaje y transformación me parecen tan desprovistos de los procesos interiores y de las crisis que suelen tener los héroes como la transformación de Clark Kent en Superman”, ironiza.
En Harry Potter, un clásico de la posmodernidad, documento académico escrito por Graciela Monteleone, docente de la Universidad de La Matanza, la especialista defiende el ingreso de la saga como material de enseñanza en las escuelas. “Una clave del éxito de Rowling podría buscarse en una idea de su obra, ya que sostiene que para tener ganas de leer, un chico debe sentir que en la literatura hay un arte mágico capaz de ofrecerle un poder misterioso.” Según Monteleone, el éxito de Harry Potter no es pura magia. “No es un fenómeno literario aislado. Sería difícil comprender su notoriedad sin tener en cuenta que estamos frente a un fruto nuevo de un árbol muy viejo, que surge del tronco añoso de la literatura fantástica inglesa. Un fruto vigoroso, sabroso y atractivo. Resulta sencillo para quien es lector habitual de este tipo de literatura fantástica encontrar en el estilo de Rowling el sonido de los trasgos y las hadas de George MacDonald e incluso los cantos celtas y medievales de los elfos de Tolkien. Acaso sea ésta una de las razones del éxito de Harry Potter: su autora tomó lo mejor de esta tradición inglesa y lo situó en un contexto actual, en el que el niño del nuevo milenio puede identificarse, sin perder por ello el encanto de las pociones mágicas, los calderos ardientes y las escobas voladoras.”