CULTURA
Un sentimiento de injusticia
- Joaquín Sabina: “No puedo conformarme de que se haya muerto un tipo como Adolfo. Este cabrón de pelo blanco era querido por todos. Era un dandy crepuscular, de una prestancia, un maravilloso (...) ¡que muera la muerte, carajo! ¿Por qué los hijos de puta son longevos y los decentes no?”.
- Marcela Pacheco: “Le agradezco a la vida haberme dado la posibilidad de haber trabajado con Castelo, la posibilidad de habérmelo cruzado en el camino, guiándome con una forma de hacer periodismo diferente. Como compañero de trabajo era muy exigente, muy obsesivo del producto. Adolfo tuvo la suerte y la desgracia de ser mediático, y a veces ser mediático perjudica la relación con los afectos profundos. Era un tipo básicamente talentoso: hemos tenido charlas muy profundas. Ojalá que esté bien. Sé que sufría bastante y por suerte se le terminó el sufrimiento, no me parece que fuera una persona que se mereciera tanto dolor, sobre todo por cómo apoyó y acompañó a las hijas. Le daría un abrazo, y no puedo.”
- Mex Urtizberea: “Lo conocí porque él hizo la dirección artística de Cha cha cha unos meses. Nosotros éramos una parva de anarquistas y él más o menos nos controlaba. Después hicimos Medios locos, y ahí lo conocí más en profundidad. En el año que tardamos en armarlo, nos conocimos bien y construimos una gran relación de amistad. En Las Cañitas nos encontrábamos cuatro veces por semana y nos quedábamos hasta las cuatro de la mañana escuchando música y charlando. En la radio arranqué hablando de él porque era un maestro del humor periodístico, con una tremenda rapidez para sintetizar la realidad. A veces se van los que no tienen que irse, a veces Dios elige mal.”
- Omar Cerasuolo: “Yo soy de los que consideran que la muerte no es una ausencia sino un cambio de presencia y el aporte que Adolfo hizo a los medios fue hacernos pasar a todos momentos gratos y pensantes. Tarea energizante si se tiene en cuenta que no es común en los habitantes de la raza de los medios mandar a la gente a reflexionar sobre cuestiones profundas con una buena dosis de humor. Y Castelo se encargaba de eso. Yo lo frecuenté poco. A Castelo lo vi en alguna reunión de esas convocantes, como cuando se entregan los premios. Recuerdo bien su presentación cuando recibió el Martín Fierro, pero sí nos encontramos muchas veces en veredas de Buenos Aires. Y ahí, como chicos que cambian figuritas, nos cambiábamos chistes. Nos gustaba frecuentar ese terreno del humor ácido, duro, divertido, todo a la vez, con cosas que a veces en los medios no se dicen. Esos chistes que son más de fogoneo de cantina, de bar. Fue un tipo honesto, que tenía la filosofía canyengue única de esta ciudad. Es una pérdida grande, porque la gente ha guardado la presencia de Castelo para entretenerse. Hoy lloramos su pérdida física, no su pérdida de humor. Cambiará de presencia para nosotros, pero seguirá estando con nosotros, los que trabajamos en esta rara profesión de los obreros de los medios.”
- Alejandro Dolina: “No quiero sacar mi tristeza de lo íntimo, no quiero hacerla pública. Adolfo fue un gran amigo mío y por eso no quiero exponer mis sentimientos. Si hubiera sido una relación más distante, tal vez lo hubiera hecho, pero con Adolfo prefiero guardar mi dolor.”
- Mario Pergolini: “Estoy fusilado, la noticia me partió al medio. Hace unos seis o siete años que tengo relación con Adolfo, un tipo al que siempre le decía que Caiga quien Caiga era un homenaje a todos ellos. Estábamos contentos porque parecía que se estaba recuperando... A veces parece que la enfermedad te afloja como para que digas chau a todos. No quiero decir palabras tontas ni lugares comunes, pero creo que va a haber un gran vacío en los medios, en la radio. Un tipo que amaba tanto la radio, que le gustaba tanto y que en la última etapa la estaba disfrutando tanto. Es una gran pérdida. A veces me pregunto cuál es el justo homenaje a esta gente, y me enteré lo de la Legislatura, y creo que va a haber mucha gente que va a querer pasar a saludarlo, a recordarlo. Va a ser una voz que no va a estar presente en todos nosotros. Conmigo fue muy generoso, fue una gran persona que siempre tuvo una buena palabra por las cosas que yo hacía. Profesionalmente fue un tipo que tuvo muchos huevos, un tipo que no daba vueltas y que decía las cosas claramente, que siempre fue de frente, era muy claro quiénes eran sus enemigos. Fue muy transparente y era muy bondadoso con la gente a la que le tenía cariño. Y fue un tipo derecho. Creo que lo que más rescatamos de cierta gente es eso: que sean de buena pasta, que sean derechos. Podría haber tomado otros caminos y siempre tomó el correcto. Era un tipo que tenía un humor increíble, un resumen de palabra, que conocía la noche, que conocía la calle. Por la edad que tengo, el tipo era un referente.” (, en declaraciones radiales.)