CULTURA › ESCRIBEN JUNTOS UNA TELENOVELA
López y Umpi y un asado de tira
Alejandro López acaba de publicar su segunda novela, después de que la primera, La asesina de Lady Di, hiciera emerger su nombre en el panorama actual. Además, junto a otro novelista, el uruguayo Dani Umpi, se aprestan a escribir una telenovela para un canal de televisión abierta.
Por Julián Gorodischer
Hasta ahora Alejandro López y el uruguayo Dani Umpi eran escritores marcados por la tele: sus novelas son melodramas con chicas que cambian abruptamente de estado de ánimo, devoradas por la fama o el deseo de tenerla, fanáticas confesas de ídolos pop como Ricky Martin o de telenovelas de los ’80 con su máxima expresión en Cristal, afines a ese rol de heroína casamentera. Las de Miss Tacuarembó (de Dani Umpi) y La asesina de Lady Di (primera novela de Alejandro López) son mujeres parecidas al arquetipo de la famosa, de emociones intensas, lazos pasionales y voluptuosos como en el culebrón, más herederas de una tradición catódica que del canon literario. Con la recién editada Kerés coger... –dice López– dio el salto a otra cultura: pasó de la electrónica (la pantalla) a la digital (el monitor) y se corrió de la lógica melodramática a los tonos más fríos de la letra de chat. Tan afines a una tira los sintieron, tan cercanos a la trama coral de emociones tumultuosas, que el productor Gustavo Marra (ex Resistiré) los convocó a integrar el equipo de Veneno (de título provisorio), la telenovela diaria que se estrenará en septiembre por Canal 9 con actuaciones de Carolina Fal, Verónica Llinás, Romina Ricci, en un elenco esencialmente femenino. Será una tira de mujeres resentidas, obsesionadas con el sexo opuesto, primas hermanas de la Miss Tacuarembó o La asesina de Lady Di. Tan eufóricas como depresivas, sin grises.
En eso están: aprendiendo a hilar una prosa en conjunto, fascinados con la escritura repentina que plasma escenas en un día y descubriendo que no eran tan cholulos como sus chicas de ficción. “Los famosos... son más bajitos de lo que pensaba”, asume Dani Umpi, de colitas en el pelo (salvo hoy, más discreto), vestido floreado y la fama de enfant terrible que le dieron sus versiones de Jaime Roos al inglés. ¿Qué podrán aportar a la tele vapuleada de 2005? Tal vez la mirada de espectador no crítico, aquel que se autodefine (según Dani Umpi) como “una señora con cartera” y quiere ver mujeres con tacos altos y mujeres envenenadas con el sexo opuesto, con préstamos de Sex and the city pero aplicado al desborde. “Para mí esto es nuevo –sigue Umpi–. Es totalmante distinto a escribir literatura: es un trabajo en equipo con muchas historias simultáneas y diferentes visiones. Y yo no tengo experiencia en talleres...” Tener una “sensibilidad televisiva” es para ellos manejar personajes con personalidades duales, casi esquizoides. “Es una mujer de tipo superficial pero con vuelcos melodramáticos profundos –dice Umpi–: combinando lo íntimo con lo que está al ras. Yo devoré novelas brasileñas, y eso estaba presente.” Alejandro López prefiere pensarse en términos de transición: poco hay en común entre la heroína desbordada de La asesina... y las chateras de Kerés cojer.... “En mi última novela –dice– hay una sensibilidad ligada a la web. Las casas ahora están dispuestas alrededor de la compu, que reemplazó a la tele como centro de atención.”
–Lo bueno de la tele –sigue López– es que sabés exactamente de dónde venís, a quién copiás, a dónde te estás dirigiendo... Si va a ser más novela, más melodrama, más comedia, y se va definiendo sobre la marcha.
–Y la visión foránea –sigue Dani Umpi– siempre aporta, sobre todo la mía ahora que no estoy mirando mucha tele. Yo me siento un poco como el ama de casa que está en la tele y le dicen a ver, hacé lo que quieras... Quiero que aparezcan chicos lindos todo el tiempo.
–¿Se descubrieron cholulos en la relación con los famosos?
D. U.: Me encanta Natalia Oreiro, me gustan los productos de Cris Morena y me siento afín a esa limitación de la vida a lo afectivo. Pero estar en contacto con famosos te hace relativizarlos más: los ves laburando, los bajás a tierra. Y el trato que tenemos no es de fanáticos.
A. L.: A mí me pasó de derribar prejuicios, son gente profesional que está trabajando.
–¿Cómo contarán la escena sexual?
D. U.: No tan subrayada en negrita, dependiendo del producto que se quiera hacer. A la señora con cartera le gusta el sexo porque forma parte de la vida, pero como una cosa más.
–¿Entrar a la TV los modificará como escritores?
D. U.: Aprendo acerca de la síntesis de las cosas: yo siempre creí que más es más, nunca fui minimalista. Y en la TV es al revés: te obligan a centrarte en dos o tres acciones.
A. L.: Todo es mucho más rápido, no podés probar. Pero nunca tuve ni tengo una idea clara sobre el método. Aprendo crítica leyendo lo que escriben de mi libro.
D. U.: Yo opino –sentencia el uruguayo, para terminar– que él... ¡es muy vanguardista!