En la previa al Mundial 2006, Adidas sacó una campaña publicitaria con sus jugadores estrellas: Zidane +10, Ballack +10 o Raúl +10 eran algunas de las figuras que se mostraban en las gigantografías, en diferentes ciudades del mundo. En Argentina, Lionel Messi y Román Riquelme eran las luminarias más elegidas. Sin embargo, en la zona de Constitución se podía ver un cartel que algunos pocos podían entender: Buonanotte +10. Se trataba de un pibe que deslumbraba en las inferiores de River, pero que por su 1,61 metro y sus 50 y pico de kilos no se sabía si podría imponer esa habilidad con los profesionales. Dos años más tarde, aquella publicidad empieza a tener justificación.

“Esa promoción no me hizo bien”, reconoció con su voz finita el volante de River hace un tiempo, cuando luchaba por ganarse un lugar en Primera. Es que así como apareció con Passarella como entrenador, a los pocos meses bajó a la Reserva y volvió a las Inferiores, para que lo acondicionaran físicamente y para que mejorara su masa muscular. Luego, la impresión que dejaban los primeros partidos del proceso Simeone era que no iba a ser muy tenido en cuenta. Pero la ausencia de Ortega, el bajo nivel de Alexis Sánchez y la seguidilla de encuentros le abrió un hueco en el equipo. Y con 20 años cumplidos hace una semana, afirmado como el goleador de River en el Clausura, ovacionado por primera vez en el Monumental y sin precio en el mercado, según las palabras del presidente del club, José María Aguilar, parece que ese camino sinuoso rindió sus frutos.

“No sé si fue mi mejor partido. Me voy feliz por el triunfo y por la gente”, indicó el santafesino, que el domingo recibió el primer “Enano, Enano” de parte de sus hinchas. Primero abrió el marcador con un enganche hacia adentro y un zurdazo combado que se clavó en el ángulo de Torrico. Luego tuvo un poco de fortuna cuando un derechazo desde el borde del área rebotó en un defensor, se elevó por encima de la cabeza del arquero y se convirtió en el segundo tanto. Y después, el travesaño le negó el tercer tanto, tras picarle la pelota al ex guardavalla de Godoy Cruz. Por eso, se llevó una ovación cuando Ríos lo remplazó un par de minutos antes del final.

Más allá de la gran actuación, Buonanotte no se siente titular, mucho más con la rotación que está llevando a cabo Simeone. “Juegue quien juegue, le tengo fe al equipo para el miércoles y el domingo”, señaló el talentoso zurdo, que igualmente dejó en claro que la idea es estar metidos con el cruce ante San Lorenzo de los octavos de final de la Copa Libertadores y recién después mirar el superclásico ante Boca. “Contra San Lorenzo es un partido muy lindo para jugar porque hay muchos jugadores buenos y hay que salir a ganar. Tenemos que pensar primero en San Lorenzo y después en Boca”, señaló.

Un condimento especial que tiene el enfrentamiento ante San Lorenzo, además de la presencia de Ramón Díaz en el banco de suplentes del club de Boedo, es la actuación de Andrés D’Alessandro. Cuando Buonanotte jugaba en inferiores, D’Alessandro era una de las figuras en Primera, por lo que se convirtió en un espejo donde mirarse. “D’Alessandro fue una referencia para mí. Cuando estaba en séptima, él era el capitán de River y siempre lo tomé como un referente”, señaló Buonanotte, que ahora está empezando a llenar el espacio del que hace unos años era su ídolo. Y para que aquel viejo cartel empiece a recobrar vigencia.