Viernes, 16 de mayo de 2008 | Hoy
DEPORTES › ¿RENACE EL FUTBOL DEL ESTE?
Cuando el ex presidente ruso Vladimir Putin telefoneó al técnico holandés Dick Advocaat para felicitarlo por el triunfo en la Copa UEFA de su equipo, el Zenit de San Petersburgo, le dijo que la victoria pertenecía a toda Rusia. Putin, hoy primer ministro ruso, nació en San Petersburgo (antes Leningrado) y es considerado un fanático del Zenit. Sin embargo, para el político más poderoso de Rusia la victoria del miércoles en Manchester 2-0 ante el Glasgow Rangers no es una cuestión meramente de club, sino que atañe a todo el país y a su posición en el fútbol mundial.
“Putin me dijo que hice algo grande para todo el país”, aseguró Advocaat tras la hazaña del Zenit. “Ojalá esto sea el comienzo para el fútbol ruso. Se están construyendo buenos estadios e instalaciones para los juveniles. Este trofeo debería dar a los rusos la fe en que pueden ser parte del fútbol europeo”, dijo Advocaat. “Si esto no ocurre, esta victoria será incidental.”
Los equipos rusos nunca tuvieron demasiado peso en el concierto futbolístico europeo, ni siquiera en los tiempos de la Unión Soviética, donde era principalmente el Dinamo de Kiev, campeón de la Recopa de Europa en 1975 y 1986, el conjunto más potente. Con la honrosa excepción del CSKA Moscú en 2005, ningún otro equipo del Este había alcanzado la cima del fútbol europeo desde la caída de la Unión Soviética, en 1991.
Pero en el caso de Rusia, todo cambió con la subida de los precios del petróleo y la decisión de las grandes compañías energéticas de probar suerte en el fútbol. Además, cada vez más magnates utilizan sus fortunas para dar rienda suelta a su pasión por el deporte. El Zenit culminó con el título una transformación brutal desde que en 2005 pasó a ser propiedad del gigante del gas ruso, Gazprom, que convirtió en campeón a un club que apenas sobrevivía en Primera. La primera medida fue despedir al entrenador checo Vlastimil Petrjela y contratar a Advocaat, que rompió su compromiso verbal con la federación australiana para trabajar en el desconocido equipo ruso. Advocaat le impuso a su equipo el tradicional estilo holandés, dinámico y técnico.
Todavía no está a la altura de las grandes ligas europeas –Inglaterra, España, Italia, en menor medida Alemania, Portugal, Francia–, pero Rusia es cada vez más un lugar de destino y no de salida. Un buen futbolista puede ganar hasta un millón de dólares al año y se pagan entre 15 y 40 mil dólares mensuales de sueldo a la inmensa mayoría. Cada vez son más los extranjeros de calidad que recalan en los clubes rusos –en el Zenit juega Alejandro “Chori” Domínguez, ex River y Quilmes– y cada vez menos los jugadores que se marchan.
De los 25 futbolistas nominados por el entrenador holandés Guus Hiddink en la lista provisional de la selección de Rusia para la Eurocopa 2008, 24 militan en el fútbol ruso (el único “extranjero” es Ivan Saenko, del Nuremberg) y seis de ellos pertenecen al Zenit de San Petersburgo. “Con una victoria como ésta –dijo sin embargo Advocaat–, parece probable que equipos más grandes compren a algunos de nuestros jugadores.” Gazprom y Rusia necesitarán invertir más dinero sobre la mesa para retener a astros como Andrei Arshavin (la actual figura del fútbol ruso y del Zenit, de 26 años, con diez goles en la UEFA y diez tantos en 33 partidos con la selección rusa), Konstantin Zyrianov o Pavel Pogrebnyak (foto).
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