Jueves, 12 de junio de 2008 | Hoy
DEPORTES › EL DOBLE CINCO HOLANDéS
Por Benoît Noël
Desde Lausana
Criticado en Holanda durante los últimos meses por haber renunciado al clásico sistema 4-3-3, el entrenador Marco van Basten acalló ese bombardeo gracias a la espectacular victoria 3-0 ante el campeón mundial, Italia, en su debut en la Eurocopa 2008, que lo transformó en el principal candidato a quedarse con el título.
En el país del fútbol total, donde el sistema táctico 4-3-3 es una institución, la elección reciente de Van Basten de imponer el sistema 4-2-3-1 había provocado la bronca de los puristas, con Johan Cruyff a la cabeza. Desde los años ’70, y con los grandes resultados como tesoro –dos finales de Mundial, en 1974 y 1978– con Rinus Michels en el banco, la selección de Holanda y el famoso Ajax raramente habían jugado con otro esquema. Incluso Van Basten, en su debut como seleccionador, en agosto de 2004, había asegurado que utilizaría el 4-3-3. “Quiero un equipo que juegue bien y sea eficaz. Para lograrlo, el 4-3-3 es el mejor sistema”, había sostenido “San Marco”, como lo llaman.
La eliminación rápida de los holandeses en el Mundial 2006, a manos de Portugal en octavos de final, no lo hizo cambiar de opinión. Y la Naranja debutó en la clasificación de la Eurocopa 2008 con el mismo principio táctico. Pero la rebelión llegó de adentro. Siete jugadores líderes (Van der Sar, Seedorf, Mathysen, Van Nistelrooy, Sneijder, Van der Vaart y Van Bronckhorst) empujaron al técnico a rever sus ideas.
La víspera del partido ante Luxemburgo, en noviembre de 2007, la habitación del capitán Edwin van der Sar sirvió de sitio de reunión. Los jugadores estimaron que el equipo no progresaba con el 4-3-3. Inflexible los meses precedentes, Van Basten finalmente aceptó la propuesta del G7: jugar con el 4-2-3-1 de todos los grandes clubes europeos, con los dos volantes centrales de contención.
La táctica se probó por primera vez en febrero en un amistoso, con resultado sensacional: goleada 3-0 en casa de Croacia. Pero las críticas no amainaron. Defensor de la escuela holandesa, Johan Cruyff lamentó que la selección holandesa “se ponga a jugar como todos los otros conjuntos. Tenemos un buen equipo, pero la forma en que juega no me gusta. Con la posesión del balón, tardamos en crear espacios”, decía Cruyff. Los hechos y los resultados, sin embargo, dieron la razón a Van Basten, que les tapó la boca a todos con el humillante 3-0 a Italia.
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