El faltante de gasoil recrudeció en los últimos días y las explicaciones son tan variadas como las personas que las formulan. Dependiendo de qué lado se encuentren, la culpa la tienen las petroleras, el Gobierno, el campo o los transportistas. Mientras se empezaron a sentir ciertos problemas de desabastecimiento del combustible, las compañías siguen exportando.

Desde la mañana de ayer, algunas empresas de transporte de pasajeros redujeron la frecuencia de sus servicios. Hicieron todo lo posible para que no se notara. O al menos eso aseguraba anoche Miguel Rodríguez, desde la garita de la línea 168. “Hace más de diez días que falta gasoil –comentó–, pero no suspendimos servicios porque lo que no llega al surtidor que tenemos en la cabecera, lo cargamos en estaciones de servicio en la calle.” Al menos otras catorce empresas tuvieron el mismo problema –sostuvo la cámara que las agrupa– desde que la petrolera Shell disminuyó en un 50 por ciento la distribución de gasoil.

“Cada línea tiene su estrategia, algunos aseguraron la frecuencia en hora pico y la disminuyeron por la noche”, explicó Daniel Millaci, titular de la Cámara Empresaria del Autotransporte de Pasajeros (CEAP). Entre las quince líneas con problemas están la 2, 47, 53, 80, 102, 159, 168, 176 y 237. Algunas redujeron el número de vueltas, otras gastaron sus reservas. “Nosotros tenemos surtidor propio en la cabecera –dijo Oscar Días, un chofer del 102– y los camiones no llegan o llegan fuera de horario.” Mejor suerte tuvieron los de la 53, que según un guarda se quedaron sin suministro la semana pasada, pero pudieron cargar en el surtidor de la terminal del 182, a sólo tres cuadras del depósito de la 53. ¿Solidaridad entre colegas? “Para nada”, respondió, “lo que pasa es que los dueños de la 182 tienen acciones en la 53”.

Los transportistas apuntan contra Shell por la falta del combustible. La firma anglo-holandesa está produciendo actualmente un 40 por ciento menos en su refinería de Dock Sud, debido –según dice– a que espera la llegada de un despacho de crudo proveniente de Caleta Olivia y que está demorado por al conflicto con los petroleros del norte de Santa Cruz.

Al margen de la situación del conurbano bonaerense y de Capital Federal, el desabastecimiento se hace más notorio en Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes. También están afectados parte de Santiago del Estero, Cuyo, la Patagonia, región pampeana y el norte de Salta y Jujuy. El intendente de La Rioja, Ricardo Quintela, anunció que a partir de hoy los servicios públicos entran en emergencia por falta de combustible.

El gobernador chaqueño, Jorge Capitanich, por su parte, anunció que en su provincia hay un millón de litros de combustible que pondrá a disposición para satisfacer la demanda. “Si bien es prácticamente muy poco, equivale a unos 30 camiones, me parece bien que el funcionario tome las riendas en el tema”, manifestó a PáginaI12 Rosario Sica, vicepresidenta de la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina (Fecra).

Como sucede siempre que sobrevuela el fantasma del desabastecimiento, la necesidad de prohibir la exportación primó en la opinión de algunos. “Hay serios problemas de racionamiento y las petroleras hacen un muy buen negocio, abusando de su posición dominante en el mercado”, dijo a este diario Manuel García, presidente de la Asociación de Estaciones de Servicios Independientes. El directivo criticó también al Gobierno por amparar este tipo de maniobras y no sancionarlas. “Cualquier excusa es buena para provocar desabastecimiento: el humo, las cenizas de Neuquén, la ruta cortada por el campo, los camioneros”, ironizó García. En los últimos meses, la situación de las bocas de expendio llevó a que se limitara a 50 pesos la venta de combustibles al público y en lo que va del año se cerraron 500 establecimientos, según datos del sector.