En estos tiempos en que los títulos del mundo cambian de mano en mano y de pelea en pelea, no representa poco llegar a las catorce defensas de un campeonato. Y esa marca, histórica para el pugilismo argentino, alcanzará Omar Narváez cuando esta medianoche exponga su corona de los moscas de la Organización Mundial de Boxeo ante el mexicano Alejandro Hernández, en una pelea a 12 rounds que TyC Sports habrá de transmitir en directo desde el Nuevo Palacio Aurinegro de Puerto Madryn, en Chubut, a partir de la cero hora del domingo. En su tierra natal y ante su público, Narváez igualará el record de exposiciones que el gran Carlos Monzón hiciera de su cetro de los medianos entre 1970 y 1977, una pauta más de hasta dónde ha trepado el invicto campeón chubutense.

Es muy diferente este boxeo atomizado, con cuatro entidades que se reparten el manejo del negocio grande del pugilismo mundial, de aquel boxeo de los tiempos de Monzón, cuando sólo la Asociación y el Consejo gobernaban la actividad y los campeones eran indudablemente los mejores o estaban muy cercanos a serlo. Narváez sólo posee un cuarto del título del mundo, y el manejo conservador que ha hecho de su carrera lo ha mantenido fuera del alcance de los titulares de las otras versiones. En sus seis años como campeón, y con un registro de 29 peleas, 27 triunfos, 17 antes del límite, y dos empates, ha evitado meticulosamente a los boxeadores japoneses, coreanos, tailandeses, filipinos y mexicanos, que son el fuerte de la categoría mosca, y ha centrado su actividad en Europa, donde hizo seis defensas, o bien en nuestro país, donde realizó siete exposiciones, algunas de ellas ante adversarios poco calificados y de nulo riesgo deportivo.

El mexicano Hernández, en principio, parece ser un buen retador. Tiene 22 años y debió haber enfrentado a Narváez en enero pasado, pero un traspié inesperado a fines de 2007 ante el colombiano Carlos Tamara le atrasó la chance. Su record de 20 victorias (sólo 9 por fuera de combate) y 5 derrotas no sorprende mucho, y lo único notable es un triunfo en 2006 ante Raúl Eliseo Medina, el actual campeón argentino de los moscas. Narváez dice que su mano izquierda, resentida luego de un accidente motociclístico en 2003 y una fisura en el metacarpiano en 2006, no necesitará infiltración como en peleas anteriores. Si a esa posibilidad de afirmar sus golpes a fondo y a la condición de local le suma su talento de peleador veloz y variado, podrá ofrecer una nueva cátedra de boxeo exquisito y contundente y sumar otro éxito en la noche en la que sólo en la estadística igualará la gloria del inigualable Carlos Monzón.